El «casting» de «Operación Triunfo» llega a Santiago como una selectividad de la canción: «Recorreré España hasta que me cojan»

Andrés Vázquez Martínez
Andrés Vázquez SANTIAGO

VIVIR SANTIAGO

Mucha gente joven en las colas que se formaron en el Multiusos Fontes do Sar, donde se hacía la prueba, ilusionada por comenzar a construir su sueño

10 jul 2023 . Actualizado a las 23:38 h.

El sol abrasador de la mañana no impidió a cientos de jóvenes colapsar los accesos del Multiusos Fontes do Sar, en Santiago de Compostela, para probar suerte en el único casting que Operación Triunfo (OT) realizó en la parte noroeste de la Península. A intentarlo con su música acudieron personas de todo el norte de España, pero sobre todo gallegos, que jugaban en casa, aunque sin público. Como si se tratase de unas oposiciones o de la selectividad, nervios, ensayos de última hora y filas de jóvenes ocupaban todos los aledaños y el interior del pabellón. Al final, tan solo siete de los 656 aspirantes han podido clasificarse a la fase final.

Más local que Lucas Cea Riveiro no lo había. Este muchacho de 19 años tenía la audición en su propia ciudad, en Santiago, y lo aprovechó bien al clasificarse para la siguiente ronda. Estudia Publicidad en A Coruña y desde siempre ha estado interesado en el mundo de la canción, «ata o punto de que na miña casa, que son tamén moi de cantar, xa me din ata que cale a boca», comenta entre risas, tras recibir en la primera fase la pegatina que confirmaba el «sí» del jurado. A él se encargó de evaluarlo nada menos que Noemí Galera, la directora de la academia y una de las almas del programa.

Lucas Cea posa con su pegatina acreditativa.
Lucas Cea posa con su pegatina acreditativa. DANIELA YANES

En total han sido cincuenta los clasificados, cinco de ellos con el pase Prime, que permitía saltarse la cola de participantes y actuar directamente ante los electores, y que se conseguía subiendo un vídeo cantando a las redes sociales y recibiendo interacciones. Uno de ellos fue el propio Lucas Cea, que subió el vídeo por insistencia de sus amistades y fue uno de los elegidos para pasar a la segunda fase, aunque finalmente no consiguió ser seleccionado, «sen contar en absoluto nin con estar aquí».

Una a la que no le quedaba tan cerca el evento era Pau Barbero, de Ciudad Rodrigo, en Salamanca, aunque con casa en Ourense por tener familia allí. Ella también era una debutante, de tan solo dieciocho años, siendo esta la primera vez que optaba a participar en un concurso que lleva años viendo por televisión. Para conquistar a un jurado que conoce desde hace tanto tiempo ha optado por cantar nada menos que la canción del Libro de la Selva, aunque también se ha decantado por otros ritmos, pertenecientes a artistas de talla internacional como Sia o a otros todavía emergentes, como Leo Rizzi.

Pau Barbero, seleccionada que vino desde Salamanca.
Pau Barbero, seleccionada que vino desde Salamanca. DANIELA YANES

Cuenta el proceso de selección Pau: «En primer lugar, tienes que cantar una de las canciones que aparecen en la lista que ofrecen desde la propia organización. Si les gusta, pasas a cantar otra, y otra más, hasta que finalmente se deciden si darte el sello que te lleva a la siguiente fase o no. Cuando te lo dan, te llevan a otra sala, donde haces una pequeña prueba con un pianista para que te tomen el tono y conozcan más tu voz». Ella se puso bastante nerviosa, hasta el punto de que, cuando vio que su examinadora sacaba la pegatina acreditativa, dejó de cantar por pensar que ya estaba dentro. «Sigue, ¡sigue!», le dijo la jueza, «y en ese momento casi me da algo», afirma la joven. Por desgracia, su andadura se terminó en la segunda fase, realizada hoy mismo a la hora de comer.

No solo llegan de lejos los participantes, también las familias. Ismael, novio de Fer, uno de los elegidos, no se lo podía creer cuando le dieron el «sí» a su pareja. Sus saltos de alegría lo delataban, y no es para menos que para brincar, pues se había recorrido la Península desde Albacete para acompañar a Fer en su prueba más importante. «Lleva un año acudiendo a clases de canto y siempre ha actuado en teatro musical, además de que sé la ilusión que le hacía todo esto. Tras tantos años dudando si postularse o no, al fin lo ha hecho y parece que por ahora la cosa va muy bien».

Alegría hasta entre los rechazados

Una de las máximas de todo el evento es el generalizado buen rollo que se respira. Un nutrido grupo de rechazadas, en la puerta trasera, comentaban su experiencia entre risas. Natalia Rivera, de A Coruña, tenía claro que este «no» en Santiago no era el final: «Recorreré España si hace falta hasta que me cojan, ¡nos vemos en Bilbao en dos días o en Valencia en una semana!». Ella tiene muy claro que quiere dedicarse a la interpretación, sea cantando o actuando, pero que nadie la va a bajar de su sueño. No en vano, con tan solo dieciocho años ya ha hecho alguna que otra aparición discreta en en el cine. Y la guinda del pastel: estudia Ingeniería de Caminos, «aunque hasta los profesores me dicen que lo mío es el artisteo».

Cuenta Natalia que desde pequeña se vuelve loca cada vez que hay un micrófono de por medio, hasta el punto de que pide en cada fiesta a la que acude que la orquesta la suba al escenario para poder demostrar todo lo que tiene. Las tablas son para ella: «Ya me conocen hasta los cantantes de los grupos, que me acabarán contratando al paso al que voy, por pesada». Sabe, por supuesto, de la dificultad del gremio, así que ya se está buscando planes alternativos a pesar de saber a ciencia cierta cual es su vocación.

Natalia Rivera, la quinta por la izquierda, dándolo todo junto a sus nuevas amigas de la cola del casting: Lorena Viñas, María Ruiz, Ariadne Vázquez, Elsa Merelles y Juan Trillo.
Natalia Rivera, la quinta por la izquierda, dándolo todo junto a sus nuevas amigas de la cola del casting: Lorena Viñas, María Ruiz, Ariadne Vázquez, Elsa Merelles y Juan Trillo. DANIELA YANES

Su entusiasmo se contagia al resto de compañeras que la rodean, que no se conocían de nada antes de las audiciones de OT en Compostela. María Ruiz, una de ellas, acude a la audición desde Ourense, «más por lo que me gusta el programa que por cantar». Sabe que no es lo suyo y no quiere hacer pasar a nadie malos ratos, pues fue ella misma la que dejó de cantar antes de que se lo pidiese la jueza que tenía delante: «A los tres segundos había parado, que una tiene que saber a lo que puede llegar», añade María, con toda la humildad y el realismo del mundo.

Ariadne Vázquez, por su parte, tiene todavía diecisiete años, por lo que ha de esperar al 2024 para presentarse, aunque cumple los dieciocho este año. Reconoce, eso sí, ser más aficionada de Operación Triunfo que cantante, «pero los sueños son los sueños y de ilusión también se vive». Di que sí, Ariadne.