Validan en Santiago una prueba para diagnosticar la fibromialgia

joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

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De izquierda a derecha, Triñanes, Carrillo, González y Arias, autores del estudio.
De izquierda a derecha, Triñanes, Carrillo, González y Arias, autores del estudio. ESTRELA ALONSO< / span>

Participaron especialistas de psicología y neurología de la USC y el CHUS

20 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El tratamiento de la fibromialgia, un mal crónico que ocasiona dolor musculoesquelético y un gran agotamiento, entre otros síntomas, será más fácil desde este verano gracias a un trabajo realizado por especialistas de Santiago. María Teresa Carrillo, profesora de la Facultade de Psicoloxía de la USC, con Yolanda Triñanes y Alberto González Villar, investigadores de este centro; y Manuel Arias, neurólogo del complejo hospitalario y docente de Medicina, han validado en castellano la más reciente escala para diagnosticar este problema de salud, la FSQ, del Colegio Americano de Reumatología, del año 2010. En este trabajo también colaboraron Susana Romero-Yuste, reumatóloga del complejo hospitalario de Pontevedra; y Fred Wolfe, de la Universidad de Kansas y representante del citado colegio profesional de Estados Unidos.

En la adaptación del inglés al castellano también participaron expertos en traducción. El resultado se ha difundido recientemente en la revista Rheumatology International.

Teresa Carrillo, que desde hace años se dedica a investigar este mal, explica que esta nueva escala «simplifica los criterios para diagnosticar la fibromialgia. Había una prueba precedente, de 1990, que establecía 18 puntos del organismo en el que la persona con fibromialgia manifestase tener dolor más de tres meses en al menos once de ellos, con una serie de condiciones. Los nuevos criterios eliminan la evaluación de puntos sensibles y trata de facilitar el diagnóstico en los centros de atención primaria, que es donde se debe tratar la fibromialgia. Simplifica el diagnóstico, que es más sencillo», indica.

La prueba

La nueva prueba pregunta a la persona enferma si los últimos siete días ha notado de forma leve, moderada o severa problemas de cansancio/fatiga; de atención, concentración o memoria; o si se despierta por la mañana con la sensación de no haber descansado.

También interesa si ha sentido síntomas de dolor abdominal o retortijones; depresión; o dolor de cabeza en la última semana.

Un tercer apartado, igualmente sobre los últimos siete días, solicita que indique si ha tenido (o no) dolor o molestia en los hombros, caderas, brazos, piernas, mandíbula, pecho, abdomen, espalda o en el cuello. Y finalmente interroga para conocer si, en conjunto, esos síntomas han estado presentes al menos durante tres meses.

«En base a las respuestas, se da una puntuación y se consigue el diagnóstico. En nuestro trabajo también tratamos de evaluar hasta qué punto había acuerdo entre ambas escalas, y fue bastante alto», sostiene Teresa Carrillo.

«Con la escala de 1990, un 20 % de las personas no cumplían los criterios que se exigían para determinar que tenían problemas de fibromialgia; con la ahora validada casi los cumplen el 94 %. Eso se debe a que es más sensible y sus criterios son menos restrictivos», agrega.

Otros síntomas

Con los criterios de 1990 «el 100 % de los personas sanas que se utilizaron como control no cumplían los criterios de fibromialgia; mientras que con las exigencias de la nueva escala un pequeño grupo de un 3,4 % de personas sanas cumplen criterios de fibromialgia», manifiesta. Y sobre un 40 % de las personas diagnosticadas manifestaron otros síntomas que no aparecen recogidos en la prueba.

Con esta nueva escala «se evalúan el dolor, síntomas físicos, estado afectivo y calidad de vida, y los resultados permiten además conocer la evolución de la fibromialgia. Porque este mal no es solo dolor: supone además peor calidad de sueño y de vida, fatiga o falta de vitalidad», agrega esta experta.

«Este mal no es solo dolor: supone además peor calidad de sueño y de vida, fatiga, o falta de vitalidad»

María Teresa Carrillo