Rosario Porto: La abogada que cambió de vida

nacho mirás SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

Dejó la profesión, al marido y perdió a sus padres

25 sep 2013 . Actualizado a las 16:33 h.

La vida de Charo Porto Ortega ha dado un vuelco en los últimos años. Hija única del reputado abogado Francisco Porto Mella y de la profesora Socorro Ortega Romero, dejó de ser cónsul honoraria de Francia en la capital de Galicia en el año 2006 y la República Francesa la condecoró por sus servicios.

Hace unos dos años cerró el despacho de abogados que mantenía en la compostelana calle de Montero Ríos, se dio de baja en el Colegio de Abogados de Santiago y orientó su labor en dos direcciones: la representación de intereses comerciales en Marruecos (trabajo que la llevaba a viajar con frecuencia); y una vocalía muy activa en el Ateneo de Santiago, un foro de profesores universitarios, abogados, arquitectos, médicos y profesionales de diferentes áreas orientado como «un espazo de participación, entendemento, coñecemento e afondamento en todos aqueles temas de interese para a cidadanía».

Charo Porto nació en 1969 y estudió el bachillerato en el Instituto Rosalía de Castro, el mismo al que asistía su hija, en el centro de la ciudad. Se licenció en Derecho en Santiago y amplió sus estudios en universidades británicas y francesas. A los 27 años heredó de su padre la representación de Francia en la ciudad, un consulado honorario a cuyo frente había estado Porto Mella durante más de un cuarto de siglo.

Junto con su entonces marido, el periodista Alfonso Basterra, adoptó a Asunta hace doce años en China. Entonces la niña era todavía un bebé que no había cumplido un año. Rosario y Alfonso contaron su experiencia en diversos medios de comunicación, destacando la magnífica adaptación de la pequeña a su nueva realidad. Era frecuente verlos pasear por el centro de la ciudad.

La muerte de sus padres

El 13 de diciembre del 2011, María del Socorro Ortega Romero, profesora jubilada de Historia del Arte de la Universidade de Santiago, falleció repentinamente en su casa de Compostela. La encontró su marido, el abogado Francisco Porto Mella, que siete meses después apareció también sin vida en el mismo domicilio, una doble pérdida que causó una gran conmoción en la familia y en su entorno. Tras la muerte de sus padres, Charo decidió poner fin a su relación con Basterra -que había llegado de Bilbao a Santiago a finales de los ochenta-, si bien ambos convivían algunas temporadas con la niña.

Rosario heredó de sus padres un importante patrimonio que incluye inmuebles en Santiago, Vilanova de Arousa -en esa casa pasó unos días con su expareja y con Asunta en agosto-, y una vivienda más en Montouto (Teo), no muy lejos de la pista de Feros donde apareció el pasado domingo el cadáver de la pequeña. También es un miembro activo de la ANPA del Instituto Rosalía de Castro. Quienes la conocen insisten en el giro radical de su vida. Pero nadie es capaz de creerse la gravísima acusación que pesa sobre ella.