El norte de la ciudad se queda atrás en materia de accesibilidad

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Reclaman la figura de un auditor para los edificios y vías públicas

22 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Un informe elaborado por la Confederación Galega de personas con Discapacidad (Cogami) dentro del Programa Europeo Santiago Urbana Norte ha puesto de relieve una serie de deficiencias en las vías públicas de los barrios de este ámbito de actuación, que limita el movimiento de las personas. Manuel de Lario, coordinador de accesibilidad de Cogami, prefiere insistir en que la accesibilidad no es una cuestión que afecta exclusivamente a las personas con movilidad reducida, sino «a la población en general, ya que cualquiera puede tener un momento puntual y una circunstancia concreta con dificultades de movimiento». Manuel de Lario, autor del informe, reclama como una necesidad básica la figura del auditor de accesibilidad. «De la misma manera que van los bomberos o los responsables municipales para ver si se cumplen las cuestiones relacionadas con evacuación o sistemas contraincendios, debería verificarse la accesibilidad tanto en edificaciones como en vías públicas». En su opinión, la falta de «sensibilidad y el desconocimiento» está detrás de muchos de los problemas detectados a pie de calle.

Aceras altas

El principal problema detectado en las vías públicas del Norte de Santiago, salvo algunas excepciones, es la falta de rebaje en las aceras de acceso a los pasos de peatones. La ley permite hasta dos centímetros, aunque las entidades reclaman cota cero. En los casos en que se reduce la cota, por ejemplo, en Xoán XXIII y la avenida do Burgo, se da la circunstancia de que solo se hace de un lado de la calzada o se sitúa el rebaje fuera del paso de peatones. La presencia de badenes entre la calzada y la acera, como pasa en Basquiños y Xoán XXIII, obliga a las personas en sillas de ruedas a recurrir a la ayuda de otras personas para cruzar las vías.

Deterioro del pavimento

Otra situación habitual es la provocada por el deterioro del pavimento, que deja restos de escombros y parte de los hierros de antiguas señales al descubierto, como ocurre en la avenida Cruceiro da Coruña, a la altura de la delegación de Hacienda. También hay rampas con desniveles de infarto como en el aparcamiento de Salgueiriños y en varias calles del barrio de Almáciga, o escaleras como las de la corredoira da Estila o la rúa Carballo son barreras para las que habrá que buscar soluciones antes o después.

En el caso de las escaleras del parque de Vista Alegre, Cogami considera que debió hacerse otro diseño, teniendo en cuenta el hecho de que había terreno suficiente. La presencia de mobiliario urbano en el medio de la calzada es frecuente en la rúa Melide y la avenida Cruceiro da Coruña. Por otra parte, el adoquinado empleado recientemente en el entorno de Santa Isabel, y presente en varios puntos de la rúa Burgo das Nacións y avenida de Castelao, supone un «grave problema para la circulación en silla o para la gente que usa bastón».