El tacón con espinas que se clavan en el pie hecho en Marín que entró por los ojos a miles de personas en Nueva York

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

Celeste Garrido, mostrando el zapato rojo que esculpió con pétalos de rosa de papel y espinas en el tacón y la planta del pie.
Celeste Garrido, mostrando el zapato rojo que esculpió con pétalos de rosa de papel y espinas en el tacón y la planta del pie. Ramón Leiro

El zapato es una obra de arte de Celeste Garrido, que denuncia así «todo lo que sufren las mujeres por agradar a los demás»

08 feb 2024 . Actualizado a las 10:02 h.

Celeste Garrido (Marín, 1972) tiene un tacón famoso. No es un zapato cualquiera, ni mucho menos. Es una obra de arte hecha por ella con nombre propio, Torturas femeninas; un zapato confeccionado con pétalos de rosa de papel y espinas que ha viajado desde Marín, donde esta artista tiene su taller, hasta el mismísimo corazón de Nueva York. ¿Cómo ha sido eso? «Formó parte de una exposición colectiva y, durante 24 horas, se proyectó en bucle en una de las calles más transitadas de Nueva York», explica esta mujer. El zapato viajó hasta allí para evidenciar la necesidad de que las mujeres se empoderen, para que les importe menos la opinión de los demás y más la suya propia. Por eso es un zapato donde las espinas van por dentro y se clavan en el pie: «Quise reflejar todo lo que sufrimos las mujeres por agradar a los demás y lo del tacón con espinas me pareció un buen símbolo», añade Celeste Garrido. 

Viajemos en el tiempo. Celeste pertenece a la segunda promoción de Bellas Artes de Pontevedra. Cursó ella estudios universitarios en un tiempo en el que de la violencia machista se hablaba poco o nada. Sin embargo, le dio clases una profesora de escultura, Yolanda Herranz, que sí tenía claro que a través del arte se podía ayudar a muchas mujeres a denunciar lo que sufrían. Le abrió los ojos a Celeste. Y su pupila se agrandó aún ante esa realidad cuando fue becaria en la Cátedra de Estudios Feministas. Eso llevó a Celeste a convertir su obra en una constante denuncia de cuestiones ligadas al género femenino y a la violencia sufrida por las mujeres. También a poner el foco en temas tan duros y a la vez tan terriblemente cotidianos como la violencia sexual contra los niños. Siempre jugó mucho con los materiales textiles, lo que cree ella que es una herencia de su madre costurera y de todo lo que vivió en su taller: «Las mujeres venían y hablaban, se quejaban de que trabajaban y trabajaban en casa y no se valoraba lo que hacían. Aquello era una especie de terapia psicológica para ellas». 

En ese afán suyo por poner a las mujeres en el foco, los pétalos rojos siempre fueron aliados. ¿Por qué? «Porque muchas relaciones empiezan con rosas rojas y al tiempo solo quedan las espinas». Fue en el año 2016 cuando, con esos pétalos como ingrediente principal, construyó un zapato de rosas y espinas; un tacón simbólico que comenzó a recorrer el mundo de exposición en exposición. Ahora, siete años después, le tocó viajar a Nueva York. Celeste Garrido insiste en destacar que esa incursión en la ciudad de los rascacielos no es mérito propio, sino de las dos galerías de arte, Santana Art Gallery (de Madrid) y Galería Oriente y Occidente (de Valencia) que lograron que su obra y la de once artistas más se proyectase en bucle durante 24 horas en una gran pantalla callejera ubicada en Times Square, en el número 1650 de Broadway, entre la calle 46 y 47 de Manhattan. El impacto visual fue grande porque por esa zona pasa al día una media de 340.000 personas. 

¿Quiénes fueron los demás artistas que también llevaron su obra a Nueva York, en una proyección que además mostraba un código QR con la obra de cada uno de ellos? Junto a Celeste Garrido expusieron también Kenryo Hara, Enriqueta Hueso, Pilar Palomares, Edu Larrasa, Nel Piñeiro, Xulio Lago, Pilar Martínez, Faba Fouret, Luis González, Nacho Gili y María de Andrés. 

Celeste Garrido se muestra contenta y agradecida por haber contado con un escaparate tan potente para exponer su ya famoso tacón rojo y avisa de que continúa adelante con su obra. Eso sí, está dando un giro a la temática de la misma porque ella también ha cambiado: «Ahora estoy muy metida en el tema del desarrollo personal, a cómo las mujeres podemos fortalecernos y luchar para que si sufrimos un caso de violencia este no se repita, porque el patrón se repite tantas veces... también hablo del perdón, de pasar página, de cómo algo que pasó hace medio siglo no puede hundirnos toda la vida», enfatiza.