485.000 kilómetros tras los incendiarios

Lars Christian Casares Berg
christian casares PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

La Brilat concluye su período de vigilancia de los montes para impedir fuegos forestales

17 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La Brilat deja de patrullar el monte para luchar contra los incendiarios. Y lo hace después de haber recorrido casi medio millón de kilómetros. Es el balance de la operación Centinela. Los avisos sobre personas sospechosas de ser causantes de los fuegos forestales ha sido una de las labores que han realizado los más los 450 militares de la unidad con base en Figueirido, además de efectivos de los bases que la unidad tiene en Asturias y Valladolid. «El objetivo de la operación se considera cumplido», explican fuentes militares.

La lucha contra los incendiarios se hace de dos maneras. Por una parte está el efecto disuasorio que supone la presencia de personal militar en el monte en épocas de alto riesgo de incendio y por la otra parte la vigilancia pura y dura. Pero en ocasiones es demasiado tarde.

En los dos meses que han patrullado los militares los montes para disuadir a los incendiarios también se han topado con la cruda realidad de lo que estos producen. Cuando las llamas ya solo dejan la alternativa de escapar. El desalojo de viviendas amenazadas por el fuego, o el desalojo de un edificio ya en llamas han sido episodios vividos por los militares durante la operación Centinela.

Especialmente adversas fueron las condiciones durante la segunda semana de agosto, cuando una combinación fatal de altas temperaturas, vientos fuertes y falta de humedad propició la proliferación de incendios, algunos afectando a las puertas de la ciudad, como los que llegaron a afectar a Bora o a Ponte Sampaio. Las llamas pudieron ser contenidas, pero a pocos metros de las viviendas.

Pero, ¿cómo funcionan los cuerpos militares a la hora de actuar contra los incendiarios? Las patrullas han mantenido contacto permanente con los distintos organismos implicados en la lucha contra el fuego. Y en ocasiones han sido sus ojos desde el aire.

El sistema Raven es un modelo de vigilancia mediante aviones no tripulados. Los drones que el Ejército utiliza para la vigilancia antiincendios tienen un alcance de vuelo de diez kilómetros y una autonomía que se sitúa en los noventa minutos: Unas cámaras ubicadas en el frontal y el lateral de las aeronaves toman las imágenes que se emplean para evitar los fuegos o analizar sus causas y evolución. Gracias a un sistema que permite equiparlas con infrarrojos, los aviones pueden ampliar su vigilancia, incluso a horarios nocturnos. Los vuelos de los drones militares antiincendios pueden alcanzar los 350 metros de altura y las imágenes que captan se pueden seguir en tiempo real. Esto es crucial para determinar la presencia de sospechosos en zonas poco transitadas.

Búsqueda de personas

Pero no ha sido la única labor que los militares han hechor durante sus patrullas. Cuatrocientos ochenta y cinco mil kilómetros recorridos dan para mucho y en estos dos meses las patrullas han colaborado en la búsqueda de personas desaparecidas, en el auxilio de vehículos accidentados o en el apoyo a otros cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado cuando estos lo solicitaron.

La Brilat se repliega ahora, al finalizar el tiempo del dispositivo de vigilancia que se rige por un convenio que suscriben el Ministerio de Defensa y la Xunta de Galicia. Pero el dispositivo antiincendios civil no se repliega. Con todo, las lluvias de los últimos días y la bajada de las temperaturas han ayudado a bajar el riesgo de incendios forestales. El Índice de Risco Diario de Incendio Forestal se publica cada día por la Xunta de Galicia y ahora, en el área de Pontevedra, es mayoritariamente bajo, según los datos facilitados por la Xunta de Galicia ayer.

Salvo en algunas zonas hacia del norte de Pontevedra y el interior de la provincia, en las que se mantiene el riesgo medio, en el resto es bajo. No hay ninguna zona en la que esté decretado el riesgo alto de incendios en estos momentos.