Un mar de sorpresas en Sanxenxo

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

PONTEVEDRA

CONCELLO DE SANXENXO

Las olas dejaron un cachalote, un buey irlandés y droga en los últimos años

21 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La lista de las cosas más curiosas que el mar ha traído a las playas de Sanxenxo en los últimos años es digna de figurar en Alicia en el País de las Maravillas, o en un hipotético relato de aquel maestro del esperpento que fue Valle-Inclán. El mar no deja de sorprender cada año con un más difícil todavía y por los arenales sanxenxinos, donde se encuentran algunas de las playas más expuestas de la ría de Pontevedra, se han visto desfilar varamientos tan diferentes como una cachalote con su cría en Montalvo, una batea en Silgar, fardos de droga en Major, una sonda oceanográfica del sur de Inglaterra en Montalvo y, esta misma semana, un buey de 400 kilos que arribó a Bascuas, ni más ni menos, que desde Irlanda.

Impresionaba por sus dimensiones la cachalote de Montalvo, que varó en marzo del 2003 en esta emblemática playa. El animal medía once metros y pesaba veinte toneladas. No venía sola, estaba embarazada y en la playa también se recuperó el cadáver de su cría. Este cetáceo atrajo la mirada de cientos de curiosos mientras estuvo en la playa, y el buen estado de conservación de su esqueleto permitió al Concello de Sanxenxo la preservación de sus huesos y su exhibición, primero en el centro de interpretación de As Telleiras y, desde su inauguración este año, en el Museo de Mar de Vigo. En la ciudad olívica, este cetáceo es una de las principales atracciones de los visitantes.

La arribada a las playas de cetáceos de gran tamaño es relativamente frecuente en la ría, pero hay animales mucho más inusuales. El ejemplo más llamativo y reciente es el buey de 400 kilos que apareció en Bascuas y que, por las etiquetas identificativas de sus orejas, procedía de Irlanda. El dispositivo de retirada del bovino ocupó a los operarios del Servicio Local de Emergencias y de la concejalía de Medio Ambiente un día de trabajo entero, porque hubo que depender de las mareas para poder transportarlo desde las rocas donde encalló hasta la arena para su retirada.

El número de delfines y, sobre todo arroaces, que varan de vez en cuando en las playas es elevado. Más escasas son las tortugas, pero por ejemplo, en enero del 2009 aparecieron los restos de una tortuga laúd de gran tamaño en pleno Silgar.

Una boya inglesa

Los animales no son lo único que el mar arrastra a las playas. El pasado 16 de enero apareció en Montalvo una boya de medición de datos científicos. El aparato, que estaba en aparentes perfectas condiciones, pertenecía al Instituto Oceanográfico de Southampton, en el sur de Inglaterra. Al parecer, el oleaje lo habían arrancado de su anclaje y las corrientes marinas lo empujaron todo el camino desde el Canal de la Mancha hasta Sanxenxo. La custodia de la boya científica le tocó al Concello en un principio, pero finalmente acabó siendo entregada a la Administración central para su reutilización.

El mar también dejó entrever, en agosto del 2008, la realización de prácticas ilícitas como el tráfico de drogas. Los bañistas y vecinos de Ons no dieron crédito a sus ojos cuando en ese mes además de algas, las olas dejaban fardos de cocaína en su litoral. En Sanxenxo, en Major, también aparecieron.

Por su parte, en septiembre del 2008, el temporal depositó en Silgar los restos de una batea, que quedó destrozada.

reportaje los varamientos más inesperados