«Renuncie a proyectos en Pontevedra para no hacer mala arquitectura»

Elena Larriba García
Elena larriba PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

La ciudad saldó una deuda con el prestigioso urbanista al dedicarle el Memorial Sesmero

26 oct 2014 . Actualizado a las 04:00 h.

El primer Memorial Sesmero ha servido para saldar, en cierta medida, una deuda que Pontevedra tenía con César Portela, reconocido internacionalmente como uno de los grandes arquitectos españoles del siglo XXI. Su huella creativa se extiende por muchos países y en su larga trayectoria ha recibido innumerables premios y honores. Pero faltaba el homenaje de su ciudad natal. El repaso gráfico de su obra en Galicia, en España y en el mundo, todavía se puede visitar en la sede pontevedresa de la Fundación Galicia Obra Social, uno de los edificios emblemáticos que él diseñó.

-¿Se siente ahora un poco más profeta en su tierra?

-Me siento muy orgulloso de que se haya planteado dedicarme el primer Memorial Sesmero porque es un arquitecto al que admiro y al que como pontevedrés le tengo un agradecimiento tremendo por concebir los espacios más bonitos -aparte de las plazas del centro histórico- de esta ciudad, como son Las Palmeras y la Alameda. Por contra, exponer aquí las maquetas de tantas obras, es como desnudarte en tu ciudad. En mis proyectos cuento un poquito como soy yo, y como soy muy vergonzoso, desnudarme delante de mis vecinos me resulta un poco incómodo. En todo caso, estoy muy orgulloso de contarlo y de que se conozcan todas estas cosas. Las obras son tuyas en la medida que satisfacen tu vocación, pero no las haces para ti, sino para que disfrute la gente. Porque yo no vivo en un faro, ni en la torre de control de un aeropuerto, ni en un museo.

-¿No llegó un poco tarde este homenaje?

-Creo que no. Ya recibí muchísimos homenajes, para mí muy importantes, de amigos a los que les hice una casa y de gente a la que no conocía, que también me la encargó, y de la que me hice amigo. Hasta hace poco no tenía una casa de mi propiedad, escrita a mi nombre, pero contaba con decenas de casas de amigos, donde veinte años después de hacérselas me siguen recibiendo con las puertas abiertas y con una sonrisa. Eso para mí es una satisfacción y lo considero un homenaje. Igual que cuando voy a viviendas sociales que diseñé y veo que quienes las habitan disfrutan de los espacios comunes que aprendieron a compartir con sus vecinos. El memorial es más notorio, pero estos otros homenajes que te estoy diciendo, a mí me satisfacen enormemente.

-¿La ciudad que diseñó Sesmero, el gran modernizador de Pontevedra, sigue vigente o se ha adulterado?

-Se adulteró mucho. Aunque en la Alameda y Las Palmeras no se hicieron grandes disparates, hay una cosa muy importante que se perdió, que son las vistas que se tenían desde ahí de la ría. El final de esos espacios eran como un balcón al mundo y al mar abierto a través de la ría. Y lo que ves ahora es Celulosas, el puente de la autopista y edificios en altura. Como también se perdieron las vistas al Lérez desde el Campillo de Santa María. La ciudad que concibió Sesmero se abría al río y a la ría y la Pontevedra que estamos viviendo hoy es peor de lo que debía haber sido.

-¿El nuevo plan de ordenación debería o podría arreglar alguna de esas adulteraciones?

-Un buen plan de ordenación es fundamental. Es como la hoja de ruta para saber hacia donde quiere ir esta ciudad. Hay cosas que ya son muy difíciles de arreglar y otras que se podrían corregir. Pero sobre todo, debe evitar disparates parecidos a los cometidos antes.

-¿Cómo valora la arquitectura de esta ciudad? ¿El bum inmobiliario restó creatividad?

-El bum inmobiliario de lo único que se preocupó fue de hacer negocio, de construir viviendas lo más barato posible y venderlas lo más caro posible. Eso se nota. Pero lo que distingue a una ciudad son los espacios públicos, unas plazas generosas y confortables donde te apetezca y puedas estar al exterior, pero protegido, que tenga soportales. El desarrollismo desde los años sesenta y el bum inmobiliario no tuvo en cuenta nada de eso.

-¿Está satisfecho de su huella en esta ciudad, con edificios como el de Bellas Artes, el Mercado y la sede de Afundación, o todavía está por hacer el gran proyecto de Portela en Pontevedra?

-Cada uno tiene que hacer lo que cree que debe hacer. En mi caso, hice lo que creía que era buena arquitectura y renuncie a proyectos para no hacer mala arquitectura. Pienso que a los arquitectos y a todas las personas hay que juzgarlas tanto por lo que hacen como por lo que se niegan a hacer. Y yo me negué a hacer muchos proyectos en Pontevedra porque se trataba o de especulación o de mal gusto.

-¿Como el de Tafisa?

-Ese es uno de los proyectos a los que me negué porque nos estaba dispuesto a hacer una cosa con la que no estaba de acuerdo. Estoy muy orgulloso de haberlo dejado, igual que de haber hecho otros proyectos.

-¿Qué caracteriza a los proyectos de Portela y los hace inconfundibles?

-Eso lo tendrían que decir otros, pero yo siempre procuré hacer más con menos. Y si me encargaban una casa para que los propietarios estuvieran cómodos, además de cumplir el programa de necesidades, procuraba que la fachada fuera agradable para ellos y también para los que pasan por delante. Porque, al final, la parte externa de un edificio es más de los que la contemplan desde fuera que de los que están dentro.

-En el Memorial Sesmero otros profesionales analizaron su obra a nivel local, gallego, nacional e internacional. ¿Qué le agradó más escuchar?

-Me satisfizo mucho que Damián Álvarez, uno de los ponentes, dijera que yo había tratado una torre de control, un museo, un faro o un auditorio, casi como si fuera una casa, preocupándome mucho de quiénes iban a ser los usuarios, con un cariño y un confort como si estuvieran destinados a personas concretas. Es verdad. Y disfruté con algunas pequeñas casas, tanto o más que con los grandes proyectos.

-¿Qué proyectos tiene en este momento sobre su mesa?

-Estoy terminando la Lonja de Ribeira. Acabo de rematar el Museo de Historia Natural de Santiago y estoy con la Estación Intermodal de A Coruña. Tengo unos proyectos en Argel de rehabilitación de un bulevar con unos edificios muy importantes, la torre de control del aeropuerto de Sharm el-Sheikh en Egipto y una torre mirador en un parque central de Caracas.

-Su profesión es una de las más castigadas por la crisis. ¿Hay signos de recuperación o usted es un privilegiado?

-De momento no veo esos signos. La crisis es tremenda y casi todos los arquitectos que conozco están tratando de salir adelante con obras en el extranjero. Yo también la sufro, porque proyectos que había ganado en concursos, como la Estación Central de Valencia o la del Prat de Llobregat, están parados.

césar portela fernández-jardón arquitecto

«Los homenajes importantes para mí son los de los amigos a los que les hice sus casas»

«Sesmero diseñó una ciudad con vistas a la ría y al río, que se han perdido»

«Hay cosas que ya son muy difíciles de arreglar en el nuevo Plan de Ordenación»

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