Las «messis» y los niños del Pontevedra, primero

carmen garcía de burgos

PONTEVEDRA

23 ago 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

"Es que eres una abusona...». Esther González y Noelia Gil son jugadoras del primer equipo femenino del Atlético de Madrid. Dos minutos después de bajar del autobús que las acaba de dejar en la Alameda de Pontevedra están ya dentro de uno de los futbolines hinchables midiendo sus fuerzas con los más pequeños. «Para ser niños juegan muy bien, y además se nota que disfrutan, y así da gusto jugar con ellos», asegura Esther. Su compañera Noelia está en la portería, parando todos los balonazos que no consigue evitarle su defensa.

Autógrafos en fila

Mientras, en el palco de la música, a unos metros de ellas -tanto en distancia como en altura-, cuatro de sus compañeras se entregan también a su afición, pero de una forma más oficial: firmando autógrafos. Entre Carlota, Lola y Marta se encuentra Messi. La Messi del Atlético de Madrid femenino, a quien sus amigos y conocidos llaman Silvia en realidad.

Ensayar celebraciones

El equipo aterriza al completo en Pontevedra para participar en el primer Weekend Women?s Football (Fin de semana de Fútbol Femenino), organizado por el Concello, la Xunta y el Pontevedra CF. Eso explica que todas las futuras estrellas que exprimen los hinchables al máximo vistan de granate. Ensayan sus disparos a puerta gracias a una portería que les concede más o menos puntos en función de la altura y complejidad del tiro. Una pequeña pelirroja entrena con su padre, que le recoge la pelota para ponérsela a los pies después de cada disparo. Cuando consigue colarla en la portería, aunque sea por debajo del plástico, ambos chocan la mano. Se hacen daño, se lamentan ligeramente y, cuando el padre vuelve a ofrecerle celebrar el «gol» chocando de nuevo, repite. Ninguno de los dos recuerda ya el exceso de efusividad de hace unos segundos. Porque lo cierto es que allí, en la avenida Montero Ríos, entre futbolines y campos de fútbol casi en miniatura, todos ensayan también sus celebraciones. Que a ver cómo se apaña uno en esos momentos si no.