Hallan restos humanos cerca del coche del holandés desaparecido en Valdeorras

Maite Rodríguez / Ruth Nóvoa LA VOZ / OURENSE

GALICIA

ana herrera

La Guardia Civil localiza, tras cuatro años de búsqueda, huesos en el paraje forestal de A Veiga donde estaba el vehículo de Martin Verfondern

22 jun 2014 . Actualizado a las 00:02 h.

La Guardia Civil encontró ayer restos humanos en el paraje forestal donde el pasado miércoles se localizó, prácticamente de casualidad, el vehículo del holandés desaparecido hace más de cuatro años en la comarca ourensana de Valdeorras. Fue a unos 500 metros del coche. Perros del servicio cinológico detectaron la presencia de huesos enterrados en el entorno de As Touzas de Azoreira, una zona de difícil acceso en el municipio de A Veiga que no frecuentaba Martin Verfondern, según ha declarado su mujer, pero en la que se localizó su Chevrolet Blazer casi calcinado. Junto a ellos había restos de un ordenador y objetos personales.

El caso nunca se cerró y el coche se convirtió esta semana en un cabo del que tirar para intentar resolverlo. Las circunstancias del hallazgo indican que la desaparición no fue voluntaria. De hecho, cobra fuerza la hipótesis de un homicidio, indicaron fuentes de la investigación. La aparición ahora de los restos humanos -las mismas fuentes señalaban ayer que se distinguían partes de un cráneo- podría ayudar a desentrañar qué ocurrió el 19 de enero del 2010, cuando el holandés fue visto con vida por última vez. Residía, y allí lo sigue haciendo su esposa, en Santoalla, una aldea del municipio ourensano de Petín, que limita con el de A Veiga. Ese día se desplazó a O Barco y A Rúa en el vehículo que ahora centra, junto a los huesos, la investigación.

El coche de Verfondern no estaba en un lugar donde fuera fácil localizarlo. La sensación de quienes estos días visitaron la zona era la de que se encontraban en medio de la nada. El Chevrolet lo localizó el piloto de un helicóptero de la Guardia Civil que realizaba labores de vigilancia el pasado martes, día en el que se declararon dos incendios en la comarca. Pero la dificultad que entrañaba y el tiempo transcurrido desde la desaparición no significa que no se intentase dar con el paradero del holandés. La última vez, en marzo, se emplearon un sonar y una cámara termográfica para localizar el vehículo.

Los últimos acontecimientos también han desplazado el foco a los enfrentamientos que Verfondern mantenía con sus vecinos, que residen en la misma aldea. A ese conflicto se refería ayer su esposa, Margo Pool. Se trataba de los derechos en un monte comunal, de unas 400 hectáreas. «Él era más fuerte en eso. Yo solo quiero mi paz», declaraba a La Voz antes de conocer el hallazgo.

Los huesos encontrados por la Guardia Civil, junto a todas las muestras recabadas por un equipo especializado en inspecciones oculares llegado a A Veiga desde Madrid, serán básicos para responder a una pregunta que se formuló hace más de cuatro años: ¿dónde está Martin Verfondern?