«¿Neve? ¿Aquí? Caeu algo pola mañá moi cedo, pero non callou. Coma onte. Nada, un pouquichiño». Para la empleada de uno de los restaurantes de O Cebreiro, en Pedrafita, los copos que cayeron en la cima de la montaña o en el alto de O Poio -también nevó en Manzaneda y Trevinca, en Ourense- no son nieve. Para ella eso es otra cosa. Es cuando el agua helada por el efecto del frío en el ambiente cae y deja un manto blanco. Al que le sorprendió ver copos en pleno mayo es a Emilio Pérez, alias Perezgrino. Es la décima vez que hace la ruta jacobea, pero nunca hasta ahora la había hecho en mayo. «¡Hombre!, te sorprende ver nevar en esta época», dice. Pero no tuvo que esperar a llegar a Galicia para verla. Porque, como recuerda, «nevó también en Aragón».
Lo que le sorprende es que a estas alturas, finales de mayo, haga tanto frío. Eso que, como apunta la encargada de la oficina de turismo, «chove a mares, fai un tempo de inverno, pero frío de neve non vai». Y es que nadie diría que es primavera en Pedrafita, sobre todo al ver la imagen de unos peregrinos calentándose delante de la chimenea, donde arden varios troncos de madera.