Treinta discapacitados viven en el centro de Aspanas en A Peroxa

Fina Ulloa
FINA ULLOA OURENSE / LA VOZ

OURENSE

MIGUEL VILLAR

La residencia permite el acceso vía Internet a la familia de los usuarios

28 ene 2013 . Actualizado a las 07:05 h.

En 2010 Aspanas, la asociación ourensana de discapacitados intelectuales, logró hacer realidad uno de los objetivos prioritarios desde su fundación: garantizar la continuidad de la atención para los más dependientes del colectivo una vez que, debido a edad, ya no tuvieran a sus padres o cuidadores.

Hace dos años, tras una larga búsqueda de terrenos y financiación, ese objetivo se plasmó en una residencia en A Peroxa. En la actualidad treinta discapacitados ourensanos y del resto de Galicia, gravemente afectados, residen en una instalación que cuenta con 54 plazas. «El problema es que el coste de la plaza es muy alto debido a que son personas que necesitan un nivel de atención y cuidados muy exigente, pero las pensiones que reciben son bajas y es raro que lleguen a los 800 euros», explica la presidenta de Aspanas, Maruxa Román. La entidad firmó un convenio con la Xunta y las plazas actualmente ocupadas son las concertadas.

Domótica y nuevas tecnologías

La instalación es un ejemplo de aplicación de nuevas tecnologías para garantizar la seguridad y ofrecer el mejor servicio al usuario y para aportar tranquilidad a familia o tutores que deseen ver cómo está. En esta última faceta funciona un sistema de entrada codificado y personalizado a través de Internet, con acceso a imágenes de las cámaras que graban constantemente, pero restringido para garantizar la intimidad del resto de residentes.

Se aplicaron soluciones de domótica como el control automático de temperatura y luz por indicadores de presencia, detectores de proximidad y tarjetas digitalizadas para apertura y cierre de puertas y un control de errantes que, mediante sensores -y pulseras para los usuarios que lo necesiten-, los mantiene localizados y avisa al personal si entra en zonas que requieran un control más estrecho. También dispone de detectores de presión en colchones y sofás que alertan si, por ejemplo, un residente se levanta por la noche o se cae de la cama y no es capaz de avisar con el pulsador de la habitación o pulsera.