Ha sido una decisión acertada. Acertadísima, digo yo. El nombramiento como portavoz en el Congreso del diputado popular Miguel Tellado cambiará al PP, los ánimos del PP y los resultados del PP. Porque Tellado es el indicado para convertirse en un ariete frente al muro que Sánchez ha levantado. Del muro escribí la pasada semana. Pero no escribí del efecto emocional que posee ese muro. Sánchez es presidente del Gobierno porque su partido, y sus socios, explotan el efecto emocional mucho mejor que sus adversarios. Es el populismo puro, sin artificios. Está presente en cada uno de sus pasos. Tan pronto desautorizan el derecho a la defensa que tienen los israelíes, como hablan de la perversidad de las grandes empresas, como se alían con los desheredados de la tierra en fraternal conjunción. Los populismos trabajan las emociones, aunque a poco que analicemos su discurso (el relato, lo llaman ahora), encontraremos brechas profundas, simas, abismos insondables. Pongamos el ejemplo del presidente del Gobierno. Habla de lo público con tanta convicción que parece ignorar que fue educado en un colegio privado, en una universidad privada, y que su único trabajo fuera de la política lo ejerció como docente en ese ámbito. No importa. Sabe el presidente, mejor que nadie, mover las emociones. En la campaña electoral habló con tanta convicción de la España en blanco y negro que representaba la derecha que arrancó un millón de votos. Antes de las elecciones en sus mítines solo afloraban las banderas de su partido, como rosas, después ya pueden verse las banderas de España. Son las emociones. Y las emociones no solo mueven el mundo, sino que zarandean de arriba abajo la política.
El populismo es, en sí mismo, una confabulación de emociones. En Hispanoamérica lo inventó Perón, que comenzó besando a la virgen de Luján, patrona de la República Argentina, y acabó aprobando el divorcio y renegando de todo lo dicho anteriormente. Son cambios de opinión, nunca mentiras (expresión afortunada de Sánchez). Borges no soportaba al peronismo. A Perón le llamó de todo. Y del peronismo dijo que era una forma de fanatismo y de estupidez. No sé por qué se me ha colado Perón en el artículo. Yo quería hablar del muro. De Sánchez. Y de lo bien que le viene al PP que Miguel Tellado sea portavoz. El PP debe dejar atrás el regate en corto. Y jugar a la contra. Con contundencia, para ganar. Si se muestra débil en su tarea de oposición será imposible derribar el muro. El gallego que Feijoo ha elegido para la fundamental labor de horadar el muro, Tellado, es el idóneo. No le temblará la voz cuando tenga que decir lo que debe decir. No es cuestión de maneras, sino de contenido. De firmeza y resolución frente al Gobierno. Es decir, y para finalizar, Tellado debe contrarrestar con emociones las emociones que a diario ofrece Moncloa. Solo así el PP derrotará a Sánchez y asociados. No hay otra forma.