Ucrania somos y seremos todos

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

MIKHAIL PALINCHAK

06 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace días que tengo un nudo en la garganta. La sensación de dèjá vu y la impotencia me embargan como un mal presagio de que la terrible situación en la que nos encontramos solo puede empeorar y que nos asomamos al precipicio. No queremos la guerra, es lo peor que nos puede pasar, pero, si queremos conservar la paz tenemos que estar preparados para defendernos de una amenaza muy real. El aspirante a zar Putin lleva dos décadas, desde que accedió al poder en la Federación Rusa, planificando de manera cuidadosa la estrategia para la recuperación de la «grandeza» de la Unión Soviética y frenar el expansionismo de la OTAN. Como si se tratara de una gran partida de ajedrez, ha ido posicionándose en defensa de pequeñas regiones «separatistas» prorrusas para ir debilitando a las exrepúblicas soviéticas más cercanas o apoyando a líderes títere para que hagan lo que él quiera. Primero fue la guerra en Chechenia en 1999, le siguió Georgia en 2008, a continuación, Crimea en 2014 y, por último, el apoyo al bielorruso Lukashenko en 2020. Solo Ucrania se le ha resistido y, por eso, se lo está haciendo pagar.

Pese a que la comunidad internacional era consciente de estos movimientos siempre se ha mostrado muy cauta. Rusia es un país grande, una potencia nuclear con una capacidad militar solo equiparable a la de EE.UU. y China y, por lo tanto, un enemigo difícil de combatir. En Europa todavía siguen doliendo las cicatrices de la Segunda Guerra Mundial y, el precio político de una intervención armada resulta difícil de asumir. Por eso, aunque todos estamos con Ucrania y sabemos que la invasión rusa es una flagrante violación de todas las leyes internacionales, nos parapetamos tras las «sanciones económicas» aun sabiendo que no servirán para nada.

Entre tanto, los ucranianos, siguen resistiendo en las calles de sus ciudades, defendiendo su tierra de un invasor que no se detendrá si no hacemos algo efectivo para ayudarles. Y Zelenski, que es el legítimo y democrático presidente de Ucrania, está demostrando un valor y una entereza insospechados. Si cae Ucrania puede que le sigan las repúblicas bálticas y los países del este de Europa y, entonces, la guerra será inevitable. Recordemos la invasión hitleriana de Checoslovaquia, ante la que nadie respondió hasta que fue demasiado tarde. Lo que se creía imposible sucedió y puede volver a repetirse.