La única buena noticia que recibimos en los últimos tiempos, prácticamente en lo que llevamos de este desdichado año, ha sido el anuncio de la farmacéutica Pfizer de que su vacuna contra el covid-19 es efectiva en un 90 %. Tan necesitados estábamos de llevar a nuestras vidas algo positivo que una ola de euforia recorre ya el mundo, incluido el económico. Parece como si ya hubiésemos vencido al virus.
Sin hacer méritos para alinearnos con los negacionistas, que para eso ya están el facherío y Miguel Bosé, el anuncio de la farmacéutica no puede convertirse en la solución inmediata a nuestros males. Ni disponemos ya de ella, ni va a ser la purga del tío Benito. Todo lo más debe servirnos como un pequeño sosiego a nuestro estado de excitación y decaimiento en el que nos hallamos sumidos.
Porque, aun dando por hecho que no estamos ante una información fallida, como ya ocurrió con la de los rusos, queda un largo y dificultoso camino por recorrer, sin contar los obstáculos que los intereses de las diferentes potencias mundiales nos vayan colocando.
Pfizer nos habla de resultados iniciales, eso sí, con una efectividad que duplica a la de cualquier vacuna habitual contra la gripe porque utiliza una tecnología nunca usada. Pero es una fase primaria que hay que aguardar que se convierta en definitiva. Aún así queda por confirmar la efectividad del remedio. Y si su éxito es el que todos deseamos, habrá que comenzar a hablar de la producción y distribución. Y de un grave problema añadido como es que la vacuna de la farmacéutica estadounidense precisa mantenerse a 80 grados bajo cero, por lo que resulta imposible que se pueda aplicar en los centros de salud españoles.
Si todo va bien y nada se tuerce, a comienzos del próximo año dispondremos del antídoto que puede liberarnos de esta tortura. Sabemos, porque lo dice la OMS, que existen otras 47 propuestas de vacuna en fase de experimentación y 155 en evaluación preclínica, lo que nos demuestra que la comunidad científica está haciendo sus deberes y superando las expectativas. Hagamos los nuestros. Seamos pacientes. Porque la paciencia es el mejor camino para alcanzar el éxito.