Destellos, taquicardias y faltadas

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

19 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

En las redes sociales hay de todo. En las ráfagas de Twitter, por ejemplo, conviven los personajes que dan la cara con los que la ocultan. Hay destellos de talento, talento en bruto, talento en rama y también hay frases que se abisman, que provocan taquicardias, palabras que pisan el filo. Y otras que cortan, faltadas que no merecen que los ojos se posen en ellas, porque tampoco lo hace el sentido común. A veces para seguir las redes sociales hay que prepararse para enredarse con lo mejor y lo peor. El periodismo que las usa y se confunde con ellas tiene grandes aciertos y errores clamorosos. Sucede que la competencia entre las webs y las redes es tan rápida que dar primero, en ocasiones, se traduce en darse el golpe. El periodismo a la velocidad de vértigo que va corre el riesgo de convertirse en spamtáneo. De tanto querer ser instantáneo y espontáneo puede ser mero spam. Entre los humoristas y los comentaristas se repite toda la gama de destellos, taquicardias y faltadas. Del ingenio al límite de Gerardo Tecé, siempre a vueltas con la política, «gracias a la ley de transparencia España va a ser un país transparente como el disco duro de Bárcenas cuando llegó al juzgado» o «un gran acuerdo para que la Constitución la reforme Calatrava», a la ironía negra del norcoreano Kim, que marida España con Corea, «el corazón de la duquesa ha dejado de latifundir» o «la felicidad está sobrevalorada». Son dos buenos ejemplos de frases como ases.