Estraperlo de vacunas

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

25 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

En la memoria nuestra permanecen las historias del estraperlo que hasta los años 50 mitigó la miseria y el hambre de la posguerra. El término irrumpió en España en 1934 y en principio correspondía a un tipo de ruletas eléctricas de marca Straperlo inventadas por los judíos holandeses Strauss, Perel y Lowann, que convirtieron sus apellidos en acrónimo y protagonizaron un escándalo sonado, pues las ruletas estaban trucadas y permitían ganar a la banca a voluntad. Sabemos que tras la guerra el término se popularizó para designar el comercio ilegal de viandas en un país desabastecido y piojoso que entretenía la penuria con achicoria y garbanzos resesos. Hasta bien entrados los setenta, las legumbres se repasaban una a una para retirar los guijarros con los que se engañaba a la báscula. La gusa colectiva engendró refranes que hoy resultan antiguallas; dramático el que proclama eso de «cuando seas padre comerás huevo» y casi tierno ese otro que implora: «acompaña con pan que me arruinas».

Hoy el estraperlo es de otra naturaleza pero los recortes a gogó lo han traído de vuelta a nuestras vidas. El origen de la mercancía vuelve a ser el mismo Portugal con el que en su día se abrió la ruta de los contrabandistas y su flujo constante de víveres y golosinas con los que se completaba la anorexia dieta de aquellos gallegos atosigados por la escasez. Los matuteros son hoy honorables padres de familia a los que Sanidad ha decidido dejar sin vacunas contra la varicela, en una decisión irresponsable que no fue consultada con los médicos y que demuestra que hay quien es capaz de jugar con la salud pública. Si esta es la España de los brotes verdes, es una España muy rara.