Rosell y el indulto a Del Nido, el fútbol es así

Fernando Hidalgo Urizar
Fernando Hidalgo EL DERBI

OPINIÓN

24 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La oscura y multimillonaria contratación de Neymar por el Barcelona se ha llevado por delante al presidente del club. La admisión por la Audiencia de la denuncia presentada por un socio ha acabado con rapidez con el máximo dirigente de una de las entidades más emblemáticas y poderosas, no solo de Cataluña, sino del Estado.

Jordi Cases acusa a Rosell de un supuesto delito de apropiación indebida en su modalidad de distracción. La Justicia dirá si lo hubo o no. Pero a estas alturas parece que ya no queda ninguna duda sobre que el catalán engañó a todo el mundo sobre el precio de la contratación de Neymar. Que valiéndose de una cascada de contratos varios camufló el verdadero precio del astro brasileño. Según Rosell, costó 57,1 millones de euros; según se ha denunciado, los blaugrana pudieron haber pagado incluso cien.

Sin duda, se trata de un escándalo mayúsculo. Y una prueba más entre un millón de cómo funciona el fútbol, donde basta con rascar un poco para que aflore la porquería. Un planeta en el que resulta casi imposible darse un paseo sin sentirse abrumado por una lluvia de chanchullos en los que se entremezcla lo legal, lo ilegal y lo inmoral. Un mundo, en definitiva, en el que circulan los millones a caño libre y en el que se ha instalado una especie de casta dispuesta a mantenerse en el chiringuito cueste lo que cueste.

Solo así puede entenderse también que una gran parte de los presidentes de la Liga hayan firmado un escrito en el que se solicita el indulto para Del Nido, el expresidente del Sevilla condenado a siete años de cárcel por el conocido como caso minutas. Sin duda, esta petición de indulto, de la que apenas se han desmarcado tres dirigentes, es un escándalo tan grande como el propio contrato de Neymar, porque nos presenta a un grupo de presidentes para los que la legalidad es una cosa molesta a la que no debería ser sometido el mundo del balón. Y es que si echamos un repaso a los dirigentes del fútbol nos encontramos con personajes como Javier Tebas, al frente de la Liga; Ángel María Villar, en la Federación; que antes de Rosell el presidente del Barça fue Laporta y que hombres como Lopera, el fallecido Jesús Gil o Calderón en el Madrid fueron tratados como notables de nuestra sociedad.

Todo lo que significa el fútbol, con su carga emotiva, con un seguimiento masivo y con millones circulando a diario, constituye un caldo de cultivo inmejorable para que los palcos se llenen de piratas. Urge, sin duda, una renovación de la clase dirigente de este deporte.