Yo no haré huelga mañana

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

13 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

No haré huelga mañana. Y lo mismo que yo, millones de españoles, aunque no todos por el mismo motivo. Al contrario que muchos de los que incendian las redes sociales llamando a tomar la calle, pero irán luego a trabajar para no señalarse, yo no haré huelga porque creo que no es lo que debe hacerse ahora. Y no porque falten motivos para protestar contra este Gobierno que aprovecha la crisis para recortar donde no debería; que dificulta el acceso de los más pobres a los medicamentos; que despedirá a funcionarios mientras mantiene una estructura de la Administración que triplica competencias y que sostiene las diputaciones pese a ser un nido de corrupción.

No iré a la huelga porque no quiero que mi protesta sea aprovechada en beneficio propio por quienes son tan responsables como este Gobierno de lo que ha sucedido y lo que va a suceder. No me gustaría, por ejemplo, que Rubalcaba, miembro de un Ejecutivo que en plena crisis ni siquiera fue capaz de recortar el sueldo a los directivos de las cajas de ahorros, se apunte ahora el tanto político de la protesta. Tampoco querría que unos dirigentes sindicales que compadreaban con Zapatero y le hacían huelgas light cuando se gestaba la tragedia, rentabilicen ahora una catástrofe que han contribuido a generar. Y mucho menos desearía que Artur Mas, que llevó a Cataluña a la ruina económica y social y que se muestra insolidario con el resto de los españoles, se suba al probable éxito de la manifestación para ganar más votos.

Vivimos en un país repleto de cinismo, en el que la misma ministra que aprueba una reforma laboral que permite despedir a cualquier trabajador con solo 20 días de indemnización reclama luego sensibilidad a las empresas que se acogen a esa ley. Un país en el que los dueños de dos periódicos de izquierda que se han hartado de tachar de injusta y brutal la reforma laboral, aprovechan luego esa legislación para despedir a sus trabajadores con la mínima indemnización posible. Un país en el que los mismos representantes del mundo de la cultura que cargan contra los recortes del Gobierno no tienen inconveniente en cobrar subvenciones millonarias de ese Gobierno, en lugar de renunciar a ellas mientras haya crisis. Muchos de los intelectuales que llaman a la huelga ni siquiera pararán mañana en sus actividades con la excusa de que lo suyo no es trabajo, sino arte. ¿Van a asumir algún coste económico por la huelga esos actores de cine, directores, escritores o cantantes que no reciben una nómina pero ganan muchísimo más que cualquier trabajador? ¿Van a donar una treintava parte de lo que ganan en un mes con sus actividades para ayudar a los que no tienen trabajo?

La política social del Gobierno merece mi absoluto desprecio. Y los que hagan huelga mañana tienen todo mi respeto. Pero la ruina económica de España tiene muchos padres. Y dejar de trabajar no va a contribuir precisamente a paliarla.