El mejor cubismo se hace un hueco en el Metropolitano de Nueva York

nacho blanco REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Gris, Braque, Léger y Picasso escribieron las primeras páginas de este «ismo»

20 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Si alguien quiere conocer de cerca el arte contemporáneo, más concretamente la revolución pictórica que se vivió con el nacimiento de uno de los ismos más radicales: el cubismo, no tiene más que acercarse al Museo Metropolitano de Nueva York (MET) para deleitarse con el grupo de obras que expone estos días y hasta el 16 de febrero.

Unos fondos tan completos que ahora presenta un total de 81 cuadros cubistas en sus salas, en su mayor parte pertenecientes al coleccionista y empresario estadounidense Leonard A. Lauder -del grupo de cosméticos Esteé Lauder- obras que tienen a los escritores de las primeras páginas pictóricas de esta revolución rupturista de entender el arte, como protagonistas. Los españoles Juan Gris y Pablo Ruiz Picasso, el enigmático Georges Braque y el excéntrico Fernand Leger.

El Metropolitan de Nueva York cuelga en sus paredes auténticas obras maestras, lienzos de manual de Historia del Arte como las series de Léger conocidas como Contrastes de Formas, entre ellas el trabajo titulado La casa de los árboles, conjunto abigarrado y elevado a la máxima sencillez volumétrica de vegetación, tejados y una paleta de colores reducidísima, pero no por ello menos sobrecogedora y atractiva. Al buen hacer de Léger el MET suma también detalles de la paleta del siempre grande Picasso, el artista que disputó en los primeros años del siglo XX, recién llegado a París, de los honores artísticos en dura pugna con el francés Georges Braque, un pintor que fue fiel al cubismo hasta la extenuación, a diferencia de Picasso, que buscó en su obra la evolución continuada de su pincel y la diversificación de las formas. El reduccionismo de Braque y las ganas de avanzar del malagueño tuvieron en el cubismo un duelo de honor que fue recordado incluso por el propio Picasso. La Cabeza de hombre con bigote cuelga en las paredes del MET como una de las obras paradigmáticas del artista que hizo sus primeros cuadros en A Coruña.

Junto a este triunvirato ganador, se esconde la figura del tapado del cubismo, el madrileño Juan Gris. Forma junto a los anteriores el póker de artistas que auparon el nuevo ismo rupturista hasta el extremo, con las consiguientes críticas y alabanzas. Gris manejaba la fragmentación de los objetos como nadie, y prueba de ello es el cuadro Casas en París, place Ravignan, que dedicó al también pintor Francis Picabia.

Este grupo que magnetizó la capital francesa de comienzos del XX y retrató su sociedad también rompió el molde. Si años atrás fueron los impresionistas los que protestaron con su arte la manera de entender el mundo, los cubistas dieron la puntilla y abrieron la puerta a la vanguardia con mayúsculas. Todo se descomponía en tantos pedazos como quisieras, las luces hablaban solas y los colores imponían su ritmo. La superposición de elementos -caso del collage, técnica tan del gusto de estos cuatro cubistas- expandía la obra más allá del marco del cuadro, si lo tenía.

El museo neoyorquino expone un resumen de la Historia del Arte, Sección Cubismo, en un solo edificio, la de los padres del ismo hicieron temblar los cimientos del mundo a pinceladas.