Oscars 2014: Esteban Crespo busca la primera estatuilla para el cortometraje español

Dpa

CULTURA

«Estoy sintiendo un calor tremendo por parte de todos los compañeros», cuenta el padre de «Aquel no era yo»

27 feb 2014 . Actualizado a las 23:11 h.

Después de que el año pasado se alzara con el Goya, el cineasta madrileño Esteban Crespo vive estos días un frenético sueño en Los Ángeles promocionando su cortometraje sobre los niños soldado Aquel no era yo, que podría alzarse con el primer Oscar para España en esta categoría.

«Estoy sintiendo un calor tremendo por parte de todos los compañeros», cuenta Crespo en entrevista telefónica con dpa desde el otro lado del Atlántico. «Estamos viviendo una cosa muy bonita, que es lo que sucede cuando la gente hace suya una nominación y lo da todo», dice el aspirante al Oscar sobre los centenares de llamadas que estos días ha recibido de amigos y compañeros de profesión.

A sus 42 años, Crespo inició su carrera en el mundo del documental, con varios trabajos para televisión. Cuando el pasado 16 de enero se anunciaron las nominaciones a los premios Oscars fue «un alegrón», aunque confiesa que la mayor sorpresa había llegado cuando «Aquel no era yo» resultó incluida entre las diez finalistas a las nominaciones.

En su sexto cortometraje tras los premiados «Nadie tiene la culpa» o «Lala», el cineasta da el salto al cine de acción y efectos especiales para narrar la historia de Paula (Alejandra Lorente) y Kaney (Juan Tojaka), una cooperante española y un niño soldado cuyas vidas se cruzan en un puesto fronterizo del África subsahariana.

«La idea surge cuando leo una entrevista a un niño soldado, veo a personas que sufren, que lo han pasado realmente mal, y pienso que no hay ninguna película -o al menos que yo conozca- que trate sobre esas secuelas», explica Crespo. A partir de ahí, comenzó a documentarse leyendo todo lo que encontraba y entró en contacto con varias ONG españolas que trabajan con estos niños.

«Lo más duro es volver a ser tú después de hacer lo que has hecho», reza una de las frases centrales de este corto que, a lo largo de 20 minutos, pretende también rendir homenaje a la labor altruista de esos cooperantes que arriesgan sus vidas por intentar mejorar las de los demás.

Cuenta el director que Aquel no era yo nació «con estrella», pues tenía muchas papeletas para que todo saliera mal. Aunque parezca imposible, se rodó en apenas cuatro días y medio en Toledo, con un presupuesto de 40.000 euros y a la luz del sol, pues ni siquiera había dinero para costearse la iluminación.

«Parece muy grande, pero el presupuesto es bajísimo, cuando lo cuento no me creen», dice el cineasta. Pero lo cierto es que parte de la espectacularidad de algunas imágenes, con un despliegue de armas y explosiones, se debe a la colaboración del Ejército de Tierra, que prestó sus tanques y lanzamisiles al proyecto.

Entre los desafíos del rodaje estuvo también lidiar con 12 chavales «que jamás habían oído hablar de los niños soldado» y partían de una realidad totalmente ajena. Divertido, recuerda cómo se las arreglaban para hacer que esas metralletas de plástico «que no pesaban nada» parecieran lo contrario.

«Eso es algo que me gusta mucho del cine, cuando todo es mentira», cuenta sobre el trabajo con estos jóvenes, todos ellos españoles y en su mayoría sin experiencia ante las cámaras, que se enfrentaban al rodaje «como si estuvieran en un videojuego».

El domingo, Aquel no era yo rivalizará por el Oscar con el corto francés «Avant Que De Tout Perdre», el danés «Helium», el finlandés «Pitääkö Mun Kaikki Hoitaa?» («¿Me tengo que encargar de todo?») y el británico «The Voorman Problem», protagonizado por Martin Freeman y Tom Hollander.

De conseguirlo, sería el primer corto español en llevarse la dorada estatuilla que ya acariciaron Juan Carlos Fresnadillo y sus Esposados (1997), Nacho Vigalondo con 7:35 de la mañana (2005), Javier Fesser y Luis Manso por Binta y la gran idea y Borja Cobeaga por Éramos pocos, ambas en 2007.

El último cortometraje español en llamar la atención de los académicos fue el animado La dama y la muerte (Javier Recio García), pero tampoco hubo suerte. Suceda lo que suceda, Crespo afirma que está «disfrutando muchísimo» de este «paso de gigante». Y espera que sea el impulso definitivo para poder embarcarse por fin en el largometraje.