Pensiones agrarias y mundo rural en Galicia

Albino Prada. Doctor en Economía

MERCADOS

En Galicia contamos con alrededor de doscientos mil perceptores de pensiones del régimen agrario de la Seguridad Social. En el 2007,  la población ocupada en la agricultura y la pesca se situaba por debajo de las cien mil personas con lo que duplicaba a la población ocupada.

10 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En el voluminoso Programa de Desenvolvemento Rural 2015-2020, recientemente aprobado, una de sus líneas básicas de actuación es la calidad de vida de la población rural. Es por ello que sorprende la ausencia en este documento de una reflexión sobre las pensiones que refuerzan la renta disponible de nuestros agricultores.

Según la última información desagregada disponible en las Memorias de nuestro Consello Galego de Relacións Laboráis, en Galicia contamos con alrededor de doscientos mil perceptores de pensiones del régimen agrario de la Seguridad Social. Los datos son del 2007, año en el que dejaron de contabilizarse aparte y pasaron a englobarse en el régimen de autónomos (que en aquel año eran unos setenta y seis mil).

Para hacernos una idea de la importancia social de estos pensionistas de la agraria baste decir que en dicho año la población ocupada en la agricultura y la pesca se situaba por debajo de las cien mil personas, de manera que los pensionistas de nuestro rural duplicaban la población ocupada en el sector primario y suponían el 16 % del total español.

De cada tres personas que viven de nuestro mundo rural dos son pensionistas. A esta importancia social y humana debe añadirse la importancia económica de las rentas percibidas, y consumidas, por esta población.

En ese mismo año la cuantía de las pensiones anuales percibidas -por esos más de doscientos mil pensionistas- ascendía a 1.367 millones de euros según, informa la Memoria que estamos utilizando. Si tenemos en cuenta que ese mismo año la renta agraria estimada por el IGE era de 1.427 millones de euros es obvio que de lo que estamos hablando es de unas transferencias de renta a la población rural que duplican su capacidad de gasto.

Dicho de otro modo: las pensiones de nuestros agricultores jubilados casi igualan los ingresos derivados de todas las producciones agrarias. Si en términos de población dependiente hablamos del doble de la que está ocupada, en términos de rentas hablamos de una importancia semejante a la de todas las actividades del sector agrario.

La evolución de esta población dependiente de las pensiones agrarias anota una tendencia decreciente puesto que si en el año 1990 eran 271.000 personas en el año 2007 eran 228.000, con lo que cabe estimar que en estos momentos se muevan algo por debajo de las doscientas mil personas.

A Coruña y Lugo superaban cada una en el 2007 las 66.000 personas, mientras Ourense y Pontevedra se sitúan en torno a las 45.000. Esas cifras se habrán reducido en los últimos años, pero en cualquier caso hablamos de más de cincuenta mil perceptores tanto en Coruña como en Lugo y de unos cuarenta mil tanto en Ourense como en Pontevedra.

Sin embargo, el ajuste entre ingresos por cotizaciones del régimen agrario y de las pensiones percibidas por el mismo es en extremo deficitario. Para el año 2007, último año en el que el desglose es directo, frente a aquellos 1.367 millones de euros pagados en pensiones las cuotas ingresadas por los cotizantes agrarios en Galicia ascendieron a 93 millones.

El subsistema agrario de la seguridad social en Galicia generaba un déficit de 1.274 millones. Recogemos en un primer gráfico éste déficit junto al del conjunto del sistema y la situación del régimen general de trabajadores por cuenta ajena.

En ese año el régimen general, de los trabajadores no agrarios gallegos, contaba con un superávit de algo más de trescientos millones de euros lo que apenas permitía compensar la cuarta parte del déficit del subsistema agrario. Lo que quiere decir que para pagar las pensiones agrarias se hizo necesaria la contribución de más de novecientos millones de euros de la caja única de la Seguridad Social del conjunto de España. Sin esa contribución sería imposible hacer frente a nuestras pensiones agrarias.

En el momento de integrarse en el régimen de autónomos tres de cada cuatro pensionistas de tal régimen procedían del mundo agrario y el déficit del régimen de autónomos (y del conjunto del sistema de la Seguridad Social gallega) era imputable en su totalidad a estos pensionistas.

En un segundo gráfico presentamos el desglose de los ingresos y pagos por provincias de nuestro subsistema agrario de la Seguridad Social. El déficit es generalizado y muy elevado provocando que el conjunto del sistema de Seguridad Social en Galicia tenga un déficit de más de mil millones en el 2007, mientras que el resto de subsistemas prácticamente estarían equilibrados en su conjunto de no ser por los pensionistas agrarios.

¿Quiere esto decir que en la actualidad las cosas sigan siendo así? ¿Qué el régimen general sigue con equilibrio financiero y compensando el déficit agrario? En ausencia del desglose agrario/no agrario que permitían los datos del año 2007 presentamos datos homogéneos para ese año y el más reciente del 2015 en un tercer y último gráfico.

Recordamos que la situación de partida es que en Galicia en el año 2007 las cotizaciones del régimen general compensaban en parte el déficit de las pensiones agrarias, lo que hacía necesario el recurso a fondos del resto de España por unos mil millones (la diferencia en este tercer gráfico entre 5.063 millones de cotizaciones y unos pagos por 6.051 millones). En ese año, las pensiones agrarias, y solo ellas, dependían de la solidaridad de la caja única española de pensiones.

A la vista del gráfico, en el año 2015 el desequilibrio ha pasado de aquellos mil millones a más de tres mil. Por tres motivos. En primer lugar por el crecimiento en mil millones de los pagos en pensiones, pero, sobre todo, porque frente a este crecimiento (por envejecimiento, mayor esperanza de vida y mejora de la pensión media) ni el régimen general ni el resto de los regímenes han sido capaces de ingresar en la caja de la Seguridad Social más recursos que en el año 2007. El régimen general ingresa hoy quinientos millones menos y el resto de regímenes otros quinientos millones menos. Así se explica que el previsible incremento de los pagos genere un déficit creciente.

Hoy, a diferencia del 2007, ya no es solo el subsistema agrario de Galicia el que depende de la cohesión social del sistema en el conjunto de España, sino todas las pensiones gallegas. En más de la mitad de su cuantía. Tanto de ingresos de otras partes de España como de los excedentes que esos ingresos habían capitalizado en el Fondo de Reserva.

Las cosas se han agravado porque hoy tenemos en Galicia 85.000 cotizantes menos al régimen general que en el 2007 y 136.000 cotizantes menos en total. Según nuestra contabilidad regional, tenemos 186.000 ocupados menos que en el 2007, pero producimos casi el mismo volumen de riqueza (PIB) en términos reales.

Puede que un sistema de Seguridad Social basado en cotizaciones sobre el empleo tenga problemas crecientes de sostenibilidad, pero no debiera tenerlo si reparamos en que la riqueza producida es la misma. De esto nos ocuparemos en un próximo informe.