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Limpiar una embarcación sin contaminar el agua es posible

jorge bravo VIGO / LA VOZ

SOMOS MAR

SIMON BALVIS

Una empresa viguesa comercializa «jabones ecológicos» para reducir la presencia de químicos en el mar

12 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Limpiar el barco y no contaminar el mar. Esa fue la premisa con la que Maikel Sangabriel se lanzó en el 2007 a fundar Ecomar, marca bajo la cual vende una serie de jabones y productos ecológicos para realizar diferentes labores de mantenimiento de buques, planeadoras y lanchas. Dejar impoluta la nave, eliminar el mal olor del depósito de aguas negras, o eliminar el óxido de la chapa y frigoríficos son algunos de los productos que comercializa. Convencionalmente, se emplea el ácido clorhídrico y en menor medida el hipoclorito de sodio, que suponen un riesgo para el ecosistema marino. Sus productos están hechos a base «de minerales y enzimas» que no afectan al medio ambiente.

Toda historia tiene un comienzo, y la de Sangabriel comienza por su mujer, cuando descubren que era alérgica a los productos químicos. En ese momento entró en contacto con el mundo de los jabones naturales. La idea de fundar Ecomar proviene, confiesa, de su pasión por el mar. Es tanta que, para mantener a flote su idea, trabaja en otras empresas para seguir ganando dinero. «Ahora mismo estamos estables», cuenta Sangabriel, que asegura que sus clientes cayeron a raíz del cierre de empresas durante la crisis. Ahora, la mayor parte de ellos «están en Cataluña, pero también en Galicia, donde nos compra mucho el cerco». Este sector, explica Sangabriel, tiene aparejos «muy sensibles y caros, y con nuestros jabones no se les estropean». En nueve años ha logrado crecer «poco a poco», y reconoce que su mejor publicidad hasta la fecha ha sido «el boca a boca». Astilleros Astec también le compra a Ecomar, porque, indica Sangabriel, «los desinfectantes tradicionales estropean la goma de las lanchas neumáticas, y el nuestro no».

Entre sus objetivos está lanzarse al mercado internacional, algo difícil debido al nivel de ventas. Aun así, «tenemos algunos clientes de Francia que nos piden que les mandemos el producto por correo, y lo hacemos».

Conejillo de indias

La pata de la empresa a la que más importancia le dan es la innovación. Su principal testador es su mujer, admite Sangabriel, a la que exponen de forma moderada a sus productos para ver su reacción.

Entre los nuevos líquidos que quieren lanzar está un desinfectante para su uso en las bateas. Habitualmente, los mejilloneros usan lejía para limpir sus máquinas y Ecomar ha logrado crear un producto que cumple esa misma función pero hecho solo con agua de mar. «Para poder poner la certificación tengo que hacer cuatro experimentos en el CSIC, y cada uno cuesta 9.000 euros».

En cartera se guarda otros productos que, lamenta, nunca verán la luz. Por ejemplo, explica Sangabriel, uno que se «come los hidrocarburos vertidos en el mar», hecho a base de enzimas. Pero «la ley va por detrás, y no se nos permite echar ningún líquido al mar a pesar de que es natural».