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Noruega da el enésimo portazo a que marineros españoles cobren pensión

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

XOÁN A. SOLER

Rechaza una demanda colectiva y se escuda en que los trabajadores residían fuera

27 abr 2016 . Actualizado a las 10:40 h.

Otro no, el enésimo, de Noruega a que los marineros españoles (unos 8.000 gallegos) que trabajaron en buques mercantes con su bandera tengan derecho a recibir una pensión del país nórdico como contribuyentes que fueron de sus arcas. Aunque son varios los portazos que Oslo ha dado al colectivo a nivel individual, esta es la primera vez que lo hace a una demanda colectiva, la presentada ante la Justicia de ese país por Long Hope -la asociación que agrupa a estos profesionales retirados- en nombre de 226 afiliados y 43 herederos de la causa porque sus familiares han fallecido esperando a cobrar la jubilación de Noruega.

El Gobierno escandinavo persigue la absolución aferrándose casi en exclusiva a un defecto de forma, según su escrito de contestación a la demanda, pues sostiene que los jubilados, para pedir su pensión, tendrían que haber presentando la reclamación ante la administración de trabajo y prestaciones sociales, no a los tribunales de primera instancia como han hecho. Una técnica a todas luces dilatoria, pues argumenta ahora que con aquel «no» que dio al abogado de Long Hope, Øivind Østberg, cuando lo planteó al Estado, lo único que hacía era interpretar la normativa, y no se trataba de un «no» formal a su petición.

Al mismo tiempo, Oslo tampoco comulga con las razones que los jubilados españoles blanden para argumentar su derecho a recibir una pensión. Insiste en que solo tenían acceso a esa indemnización quienes tuviesen residencia en Noruega o aquellos que siendo ciudadanos noruegos trabajasen en buques de otras banderas que no fueran la nórdica. Y para nada creen discriminatorio ni contrario a los derechos humanos que se les haya privado de esa prestación por ser extranjeros que no residían en territorio nórdico. «Los marineros han tenido residencia en España y no cumplieron los requisitos para ser asegurados de la ley de seguridad social durante el período que trabajaron en buques noruegos y, por tanto, no tienen derecho a pensión», expone el Gobierno de Oslo.

Recuerda, asimismo, que en los trabajos preparatorios de esa ley se planteó permitir la afiliación de los marineros, «pero hubo una decisión consciente de no hacerlo». Obvia el representante legal de Noruega que esa «decisión consciente» la tomaron la propia Administración y los sindicatos del país, al margen de los afectados, y empleando excusas tan rocambolescas como que el apellido de los españoles, «que a veces usan el del padre y otras el de la madre», complicaba el registro y la tarea de controlar a los afiliados.

Pago de impuestos

Tampoco comparte eso de que incumple los convenios de la OIT. Y mucho menos que haya violado el convenio europeo de derechos humanos al discriminar a estos marineros por razón de nacionalidad y residencia. «El Estado no lo ve así, pues el grupo actual no abonaba las cuotas de la protección social y, por tanto, no han generado derecho a pensión». Oslo obvia, sin embargo, que si bien no cotizaron para la pensión, sí pagaron impuestos con los que se financiaron unos servicios de los que, precisamente por no tener allí residencia, no se beneficiaron.

Además, alega que aunque Noruega ha ratificado la convención del Consejo de Europa sobre derechos sociales, no se ha incorporado a su legislación, por lo que no ha incumplido sus obligaciones, según el derecho internacional.

Por todo, Oslo pide que se le absuelva como responsable, incluso subsidiario, aunque tenga que correr con los gastos. Porque eso sí, propone que se le carguen las costas al Estado noruego.

Long Hope y Marea Granate preparan protestas allí donde haya una embajada del país nórdico

Long Hope sigue en sus trece: no abandonarán la calle hasta que Noruega les pague esa pensión a la que tienen derecho por haber trabajado en sus barcos y pagado impuestos en un país en el que no residían, y hasta que el Gobierno español asuma la defensa de sus ciudadanos y plante cara a los nórdicos que les niegan una indemnización que se han ganado a pulso.

A Coruña y Santiago son los escenarios más comunes de sus protestas. Pero no se libra Madrid. Sin ir más lejos, en la capital del Estado escucharon sus protestas el pasado día 12, a instancias de los jubilados de Marea Granate, que convocaron una manifestación en apoyo de esos marineros sin pensión noruega. Y esa colaboración expandió al país vecino las protestas. Paralelamente a la concentración de Madrid se realizó otra frente a la embajada de Noruega en Lisboa. Una colaboración que ahora se verá ampliada a todo el orbe, pues «dende Nova Zelanda ata aquí», allí donde haya representación diplomática noruega, «e esté Marea Granate, haberá manifestación», explicó Alberto Paz Viñas, portavoz de Long Hope. Y así se lo ha hecho saber Marea Granate «a la embajada noruega en España y al pueblo noruego» asentado en el país.

Trabajando en los años 50

Cuentan en el comunicado enviado que, en los años 50, en plena dictadura franquista, miles de marineros se enrolaron en buques mercantes noruegos y en ellos estuvieron trabajando y contribuyendo con un 40 o 50 % de su salario a financiar los servicios del país y sin ahora recibir una pensión de jubilación. Así, Marea Granate expone que, mientras John Fredriksen, conocido magnate naviero noruego, tiene sus empresas en Bermudas para evadir impuestos, los marineros españoles que atendieron sus obligaciones fiscales se quedan sin prestación tras el retiro laboral por una decisión política.

Por ello, apelan a la solidaridad del pueblo noruego para que exija a sus gobernantes que cumplan con los derechos básicos que debe tener cualquier trabajador en cualquier país del mundo. Y si no se atienden sus demandas, extenderán las protestas a otros países.

Long Hope ha recibido apoyos incluso de los sindicatos noruegos y con ellos está negociando la posibilidad de que entre las demandas y pancartas del próximo 1 de mayo figuren las exigencias de los marineros jubilados: el derecho a pensión.

«Algúns rinse e din ?bueno, home, bueno, ¡que ides cobrar!?»

José casi se persignaba cuando martes sí y martes también decenas de preferentistas se concentraban delante de la oficina principal de lo que entonces era Caixa Galicia en Boiro para pedir a voz en grito que les devolviesen su dinero. «¡Que ganas teñen!», pensaba al ver a sus vecinos, algunos de su edad, coreando consignas y haciendo sonar silbatos para reclamar al banco todo el dinero que habían depositado. «¡E agora tocoume a min!». Porque Long Hope, la entidad a la que está asociado desde hace siete años, decidió ir a por todas, hacer gala de que la unión hace la fuerza y a golpe de manifestación sacar a los colores a un país que se vanagloria de ser el paraíso de las prestaciones sociales, pero que ocultaba celosamente que no le está pagando la pensión a más de 10.000 marineros que trabajaron en sus barcos. Y José comprobó que después de años en la ignominia, la perseverancia del colectivo y las manifestaciones -a pocas ha faltado- ha hecho que su problema ocupe páginas de periódicos nacionales e internacionales, entrevistas y tertulias en radio y minutos en los informativos. Por no hablar de las redes sociales. Y que esa presión mediática ha conseguido colarlos en la agenda política. El miércoles pasado, sin ir más lejos, el Parlamento de Galicia acordó por unanimidad instar a la Xunta a exigir al Gobierno español que demande a Noruega en el Tribunal de Estrasburgo por violar los derechos humanos al negarles la pensión a este colectivo. Y no solo eso. Sobre la mesa del Congreso de los Diputados ya están otras dos proposiciones no de ley presentadas por el PSOE, por un lado, y por Podemos, En Marea y Compromís, por otro, en idéntico sentido que la anterior.

Insistentes y persistentes

Y todo ese trabajo es obra de José y otro puñado de gente como él, mayores -«o máis novo ten 67 anos», dice-, llenos de achaques, pero muy ruidosos y, sobre todo, insistentes. Insistentes porque no tienen nada que perder. Y todo el tiempo libre del mundo. Ya trabajaron lo que tenían que trabajar y ahora están jubilados.

José estuvo 20 años en nómina noruega. Y cobra pensión «porque estiven dez anos en barcos españoles». Y aunque en recuperar lo que le corresponde «moita confianza non teño», a sus 78 años allá va a protestar a Santiago, a A Coruña y el pasado día 12, a Madrid, a corear consignas y hacer sonar silbatos tras varias horas de autobús. «Haise que sacrificar un pouco», dice. «Algúns rinse e din ?bueno, home, bueno, ¡que ides cobrar!?». Pero «o que non chora non mama». Y ahora están más cerca de cobrar que hace un año, cuando nadie sabía de su problema.