Los melindres también son de Sarria: «A xente non lles deu importancia, pero seguen vendéndose moitísimo»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA SARRIA / LA VOZ

SARRIA

José Ramón y Gabriel Gil junto a varias tandas de melindres
José Ramón y Gabriel Gil junto a varias tandas de melindres U.C.

La Pastelería Caprichos es de las pocas que continúa elaborando artesanalmente unos de los dulces más típicos de la localidad

05 ene 2024 . Actualizado a las 22:54 h.

El concello de Sarria tiene una dulce y larga tradición de pastelerías y chocolaterías, pero no consiguió que ninguno de sus postres se posicionara con nombre propio. El ejemplo más claro de una oportunidad desaprovechada son los melindres. La mayoría de los gallegos piensa en Melide, Silleda o Allariz, pero en Sarria también son uno de los postres más típicos que arrasan todo el año y sobre todo entre foráneos.

La pastelería Caprichos, en la Rúa da Liberdade, es casi la única que mantiene la elaboración artesanal de los melindres. Su fundador, José Ramón Gil, es de Santiago y también regentó una pastelería en Melide pero defiende la historia de estos dulces en Sarria. Conserva una factura del 14 de mayo de 1945 de la fábrica de Venencio López, el sobrino del empresario Matías López, al que le trajeron harina para melindres a la estación de tren. «Al menos desde 1945 puedo demostrarlo», bromea. El pastelero tiene claro que el problema es Sarria es que la gente nunca les dio importancia.

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Entre 1920 y 1980, Sarria tuvo varias fábricas de galletas y dulces que crearon una importante industria. Entre los postres que se consolidaron, además del chocolate, fueron los melindres. Llevan mantequilla, azúcar, harina, agua, anís y bicarbonato amónico. «Es una receta sencilla, parecida a la galleta María». Además, son diferentes a los de Melide. Cuando José Ramón Gil llegó hace más de 30 años a Sarria y empezó a trabajar en una pastelería, estos dulces no faltaban en la producción diaria. Defiende que podrían haber cogido la misma fama que los de la localidad coruñesa, pero nunca se apostó de la misma manera por ellos. Él mismo estuvo en la primera feria del Melindre.

Aunque Sarria no consiguió colocar su nombre junto a los melindres, en la localidad siempre ha sido uno de los productos más demandados. En la pastelería Caprichos, el hijo de José Ramón, Gabriel Gil, los fabrica cada día. Una vez hace la masa, él mismo la divide manualmente para hacer las pequeñas rosquillas que son los melindres y después los hornea unos 20 minutos. El último paso, cuando tienen varios sacos fabricados, se bañan en azúcar a montones y se embolsan.

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Las bolsas nunca fallan en el escaparate de la pastelería y tienen demanda durante todo el año, aunque triunfan especialmente en verano. Es cuando los sarrianos emigrados fuera de la localidad o sus familiares regresan para pasar el verano y quieren volver a saborear su tierra natal. Por eso también el negocio sarriano cuenta con numerosos pedidos de fuera, como de clientes de Barcelona. «Lo bueno también es que tiene una caducidad muy larga», añade Gil.

Una tradición que va a menos

Igual que el sector de las galletas de Sarria fue menguando hace un par de décadas, en los últimos años también fue a menos la producción de melindres entre las pastelerías locales. «Que los hagan de manera profesional prácticamente solo quedamos nosotros», asegura Gil. De hecho, son sus bolsas las que se venden en numerosos comercios de la zona.

Gil vincula esto con la pérdida de la pastelería tradicional, afectada como muchos otros sectores por la falta de profesionales. «En este mundo empiezas desde pequeño y te quedas, como me pasó a mí o como es el caso de mi hijo, que dará el relevo, pero no se suman nuevos trabajadores», lamenta. Si Caprichos desapareciese, quizás pasaría lo mismo con los melindres de Sarria.