Hay un momento en el que las vacas dejan de tener nombre. Victoriano Blanco y sus otros dos socios están a punto de cruzar esa línea en la que Marela o Pantoja pasan a ser 0789 o 438. «Chega un momento no que non te acordas de todos os nomes, entón identifícalas polo número do crotal [el que tienen en las listas de saneamento gandeiro]», explica este ganadero de San Xurxo de Mugas, en el municipio lucense de Palas de Rei.
Hace tan sólo una semana unió sus reses a las de otras dos explotaciones bajo un único techo. Juntos constituyeron una Sociedad Agraria de Transformación y realizaron una fuerte inversión de 360.000 euros para hacerse más competitivos. «Xuntámonos para gañar calidade de vida. Temos módulo de ordeño, leitería, sala de máquinas, outra para os productos e unha oficina», comenta.
La obra empezó hace poco más de un año y los tres pasaron de tener una granja a ser dueños de una industria. «As vacas parece que xa non son animais, son máquinas de producir», explica.
Actualmente en su sociedad tienen en ordeño unas 95 cabezas y la intención es alcanzar las 200 con terneras de recría propias, mejorando poco a poco la genética. Tienen unos 800.000 litros de cuota y mueven unos 3.000 litros diarios.
Su principal problema ahora son las limitaciones para incrementar los derechos de producción. «Un dos socios meteuse nun plan de mellora, pero como no 2005-2006 non se cubriu a cuota, quedou fóra. Recurrimos e aínda estamos esperando», matiza.
Victoriano habla como empresario. «A alza de prezos, hora era de que chegara, pero tamén hai que ter en conta que sube a materia prima», explica haciendo un rápido balance entre costes y beneficios. Ahora va a aprovechar los precios para «amortizar e comprar ferros, pero só os necesarios», puntualiza.
En este sentido, advierte de una carencia importante en toda Galicia. Es la inexistencia de empresas de servicios a las que contratar la maquinaria.