Desde hace años Concepto Circo, y ahora más recientemente Otro Prisma, se abren un hueco en el difícil mercado del muralismo y de los grafitis. A pesar de las reticencias administrativas, los permisos, la crisis económica y la falta de cultura de arte urbano, se están abriendo poco a poco camino con sus trabajos, ya visible en Lugo y en otras ciudades españolas, así como en empresas y viviendas particulares.
Los miembros de Otro Prisma -que durante el San Froilán hizo su particular homenaje al pulpo en una fachada de la calle Xosé Novo Freire y estos días acaban su proyecto Moon Light Club en Santiago- acaban de terminar una intervención en un garaje comunitario en la calle Jacinto Calvo, cerca de San Roque. Lo que antes eran unas paredes pintadas y sucias ahora se ha convertido en un mural en el que sus autores reconocen que tuvieron total libertad de los propietarios del edificio. Y es que los grafiteros suelen respetar el espacio que usan los artistas urbanos. Una manera de mejorar la estética de Lugo.