Minas romanas convertidas en bodegas en Montefurado

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LUGO

Las galerías de las milenarias explotaciones auríferas conservan el vino de pequeños cosecheros

14 nov 2016 . Actualizado a las 12:29 h.

La localidad de Montefurado da nombre al espectacular túnel excavado por los romanos en la cuenca media del Sil, a su paso por lo que es hoy la Ribeira Sacra. En la misma época se realizaron otras intervenciones, aunque a menor escala, también con el objetivo de explotar los abundantes recursos auríferos existentes en esa zona. Muchas de las excavaciones relacionadas con la minería que proliferaron entre los siglos II y IV de nuestra era son utilizadas actualmente como bodegas en esa y otras parroquias próximas del municipio de Quiroga, como Covas y Margaride.

Montefurado es punto y aparte por la profusión de galerías de antiguas explotaciones auríferas que se utilizan desde tiempo inmemorial para conservar el vino. Depósitos de acero y viejas cubas de madera ocupan las plantas bajas de las viviendas que conducen a estas bodegas milenarias. Las casas se encuentran al borde de las terrazas de los aluviones que escondían el oro. «As galerías son mostras claras da chamada ruina montium, da que se valeron os romanos nas explotacións mineiras», apunta Xosé Manuel Fernández, de la asociación Boca do Monte.

Mediante esta técnica -empleada de forma masiva en el conjunto minero de Las Médulas- se provocaban derrumbamientos al introducir agua en tromba por un complejo entramado de galerías. Los canales a través de los que se derivaba el agua, a veces de gran longitud, todavía se conservan en explotaciones auríferas de esa época repartidas por Quiroga y la montaña de O Courel.

Laberinto bajo tierra

Las dimensiomes de las minas que se aprovechan como bodegas no permiten la introducción de grandes cubas o depósitos, por eso suelen emplearse para la conservación del vino en botellas o garrafones. «Sempre está á mesma temperatura», dice el propietario de la Adega de Ramos, desde la que se desciende a una larga galería que se ramifica en varias direcciones en el interior de la ladera de Montefurado.

La Adega de Demetrio, situada algo más abajo que la anterior respecto al talud, es otra de las que conectan con las grutas practicadas en la época romana. La mina tiene menores dimensiones, posiblemente porque el tipo de roca no permitió excavar en su día con mayor profundidad esa ladera.