Investigan si una empresa de Abadín llevaba leche en cisternas que usaba para transportar residuos y que no lavaba

X.M.Palacios / X. Carreira LUGO

LUGO

La Guardia Civil imputó a los socios por un presunto delito de falsedad documental

14 nov 2014 . Actualizado a las 15:55 h.

La Guardia Civil imputó a los responsables de una empresa de transportes de Abadín como supuestos autores de un delito de falsedad documental. Los investigadores aseguran que no pudieron garantizar que las cisternas que eran utilizadas para transportar leche y otros productos destinados al consumo humano fuesen lavadas adecuadamente después de haber sido cargadas con residuos como, por ejemplo, aceites pesados, breas de destilación o sustancias relacionadas con la elaboración de biodiésel.

Los imputados son los socios administradores, una pareja de 48 y 47 años, y el responsable de tráfico de la empresa, de 30, residentes en el municipio de Abadín, que, según la investigación, gestionaban la empresa de transporte de productos a granel destinados a la alimentación. Los tres supuestamente ordenaban a los conductores que hicieran certificados falsos de haber lavado las cisternas en el lavadero de la empresa, a pesar de que se encontraban a más de mil kilómetros de distancia.

Los transportes, dicen la Guardia Civil, los realizaban entre diversos puntos dentro de la geografía española y el sur de Francia. En ocasiones llevaban aceites pesados, breas de destilación y residuos de biodiésel; y en otras, leche, vino y zumos, productos destinados al consumo humano, «no quedando garantizada la realización del lavado necesario establecido en el reglamento CE 852/2004, dado que la documentación era falseada por orden de los imputados, utilizando para ello certificados del lavadero de la empresa que eran entregados a los conductores antes del viaje».

Añaden los investigadores que a los conductores les llegaban, a través de un mensaje de texto al móvil, las órdenes de carga y descarga de los diversos productos «sin cumplir los requisitos necesarios y viéndose obligados a falsificar varios certificados de lavado de las cisternas, que unas veces transportaban productos residuales y otras materias destinadas al consumo humano, desconociéndose el riesgo real que pueda tener esta conducta delictiva para la salud pública».