Un pasado para vivir el día a día

ANTÓN GRANDE LUGO

LUGO CIUDAD

OSCAR CELA

06 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Manolo Sicart Giménez (Vilameá-A Pontenova), comunicador por excelencia, Premio Ondas 1980, el único lucense que logró hasta el momento tal distinción periodística, lugués en Nueva York en los años sesenta y neoyorquino en Lugo en los setenta, en donde sentó radiofonía y otra forma de hacer radio, recurre a sus «ayeres» de juventud para mostrar sus lugares favoritos, que se entremezclan con el día a día de su caminar por la vida.

A Sicart lo cautivan la Rúa Castelao, la Pérgola del parque Rosalía y la Muralla. Veamos por qué. La actual Castelao, otrora General Mola y más otrora, Segismundo Moret, es entrañable para él. «Allí se instaló mi familia al llegar de A Pontenova y en ella, en el número 23, tenía la clínica mi padre, en una casa en la que todos los inquilinos menos uno eran médicos».

Sicart recuerda que era en aquel entonces la calle más importante de Lugo porque allí estaba lo que sería hoy la estación de buses y cercana la del tren, lo que motivaba que hubiese casas de comidas, pensiones, peluquerías, comercios, etc. «Hoy mi antigua casa está en la ruina, como la de al lado, en donde vivía la familia Correa, con la que nos unía gran amistad y la calle está en total decadencia».

El segundo lugar que Sicart considera como propio en su memoria es la Pérgola del parque porque este lugar servía como lugar de reunión de los alumnos del Instituto Masculino, antes de irse a jugar a las cuestas del parque. «También se iba allí con los ligues y en ella se fraguaron muchos compromisos matrimoniales porque la Pérgola tenía algo, así lo constatan las numerosas fotos de lucenses, incluso el día de su boda, y era su vista excepcional sobre el valle del Miño, algo que han destrozado con esas horribles torres que no sé quien ha permitido pero que espero que hagan desaparecer».

El tercer punto de Sicart es la Muralla, en donde se entremezclan los recuerdos con la actualidad. «Sobre ella hice miles de kilómetros a lo largo de mi vida, y sigo en ello pero es increíble lo mal cuidada que está, con numerosas casas en ruinas a su alrededor, basura? un desastre. No sé como la siguen manteniendo como Patrimonio de la Humanidad».

Pero Sicart tiene un punto que le atrae: la Porta Santiago, su lugar de entrada y salida, y porque desde 1976 trabajó sobre las ecofonías de la conocida de Casa Encantada. «Sabiendo que allí está el templo de Mitra ?explica- y con lo que allí grabé, no me gustaría nada trabajar en ella, el actual Vicerrectorado, porque allí se detectan muchas energías negativas».