El mapa paleolítico del valle de Lemos se vuelve cada vez más preciso

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Un trabajo recién publicado recoge los estudios sobre los yacimientos de la zona realizados con herramientas SIG

27 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi diez años después de que comenzasen los trabajos de campo del proyecto de estudio de los yacimientos paleolíticos del valle de Lemos, un trabajo que se acaba de publicar en la revista científica Sémata indica hasta qué punto ha avanzado desde entonces esta investigación, en la que se utilizan herramientas informáticas. El trabajo explica cómo esta tecnología sirve para conocer mejor los patrones de asentamiento que seguían los grupos humanos que poblaron la zona en la prehistoria remota y su relación con las vías de tránsito y los recursos naturales.

Los investigadores usaron herramientas SIG (sistema de información geográfica) para calcular las altitudes, las pendientes, la orientación y la visibilidad de los puntos en los que se localizaron yacimientos paleolíticos, así como su ubicación con respecto a las vías naturales y a los cursos de agua. Así se pudo determinar cómo se transformaron a lo largo de los milenios las pautas de ocupación del territorio.

De acuerdo con esta investigación, los grupos humanos del Paleolítico Inferior -pertenecientes a la especie Homo heidelbergensis- frecuentaban las tierras bajas cercanas a los ríos, arroyos y zonas encharcadas. En estas áreas, ricas en vegetación y fauna, tenían muy a mano los cantos rodados de cuarcita con los que fabricaban sus herramientas. Los yacimientos de esa época se sitúan en alturas que oscilan entre los 466 y los 290 metros sobre el nivel del mar -con una media de 348 metros-, en zonas de pendiente poco pronunciada -con un 27,2% de media- y orientadas preferentemente al sur.

Mucho tiempo después, en el Paleolítico Medio -la época del hombre de Neandertal-, los pobladores elegían lugares algo más elevados, con una media de 351 metros, y con una pendiente media del 35,9%. Estos yacimientos también se orientaban sobre todo al sur, pero con variaciones.

En el Paleolítico Superior, con la llegada del Homo sapiens, el tipo de ocupación cambia todavía más. La cercanía a los cursos de agua y áreas de encharcamiento tienen menos importancia y los grupos humanos se asientan de forma preferente en puntos elevados -342,9 metros de medias- y con pendientes mucho más acusadas -de un 50,2% de media- que ofrecen un buen dominio visual de las vías naturales de paso. La orientación más habitual es en dirección este-sureste. No obstante, en esta etapa también se localizan algunos yacimientos en baja altitud, sobre la actual llanura aluvial.

Evolución de las técnicas

Estos cambios de ubicación, según indican los investigadores, obedece a la evolución de las técnicas de caza y de obtención de las materias primas para fabricar herramientas líticas. Con el paso del tiempo se desarrollaron métodos más sofisticados de seguimiento visual a larga distancia de los rebaños de animales y de búsqueda de materias primas en lugares alejados.

Un investigación de un carácter pionero en Galicia

La investigación sobre los poblamientos paleolítico del valle de Lemos reviste un carácter por ahora único en Galicia, según explica el arqueólogo Arturo de Lombera, codirector de los trabajos de campo y uno de los autores del estudio publicado en la revista Sémata. Ello se debe a que esta zona es la única del noroeste ibérico en la que se localizaron yacimientos de las tres grandes etapas culturales del Paleolítico -Inferior, Medio y Superior- situados a escasa distancia unos de otros y en un territorio bien definido.

Esta circunstancia permite a los investigadores comparar los modos de comportamiento y de explotación de los recursos naturales de las distintas especies humanas que ocuparon un mismo territorio a lo largo de un amplísimo período de tiempo. En ninguna otra parte de Galicia se pudo realizar hasta el momento un estudio comparativo de este tipo. De Lombera puntualiza por otro lado que los resultados publicados hasta el momento suponen solo «una primera aproximación», ya que todavía hay muchos aspectos por estudiar. Uno de los autores del estudio, Mikel Díaz, está preparando actualmente una tesis doctoral sobre estas cuestiones, en la que se darán a conocer nuevas facetas de esta etapa de la prehistoria.