Los crímenes xenófobos se disparan un 41 % en el Reino Unido tras el «brexit»
INTERNACIONAL
El informe de Interior da cuenta de amenazas, humillaciones y agresiones físicas
17 oct 2016 . Actualizado a las 07:47 h.Pintadas en edificios señalando objetivos extranjeros, amenazas y humillaciones verbales, excrementos en buzones y agresiones físicas. Son algunos de los 5.468 crímenes de odio que se perpetraron durante el pasado julio en el Reino Unido. El resultado del referendo británico del 23 de junio, a favor del brexit, desencadenó una oleada de violencia inédita en los últimos ocho años. Así lo revela un informe del Ministerio del Interior británico hecho público el pasado jueves. Sobre todas las estadísticas emerge una cifra escalofriante: Los delitos de odio se dispararon un 41 % ese mes. «Ha habido un incremento de los crímenes registrados y denunciados», revela el documento en el que se vincula de forma explícita este récord siniestro con el resultado electoral. Los musulmanes y los ciudadanos del Este, en especial la amplia comunidad polaca, son los más vulnerables.
Las estadísticas constatan lo que vienen denunciando organizaciones internacionales desde hace más de tres meses: el florecimiento de un clima hostil y opresivo contra los inmigrantes en el Reino Unido. La propia ONU acusó a una parte de la élite política del país de promover el odio con una retórica «xenófoba que genera división» durante la campaña previa a la votación.
Y no fueron los únicos. El Consejo de Europa también apuntó como responsables de esta ola de violencia a algunos medios de comunicación británicos y alemanes que tomaron parte en la campaña anti inmigración. Rotativos sensacionalistas como The Sun erigieron como bandera el lenguaje agresivo, discriminatorio e insultante contra refugiados, desplazados y ciudadanos de otros países de la UE.
También la organización Human Rights Watch denunció en septiembre la campaña de terror que siguió al referendo y exigió al Gobierno británico reforzar la lucha contra los crímenes de odio. La muerte a golpes del polaco Arkadiusz Józwik el pasado agosto marcó un punto y aparte.
Controlar la tensión social
El Gobierno de la primera ministra, Theresa May, dotó de más recursos a los servicios de policía británicos para mantener a raya las tensiones sociales. También se puso en marcha una unidad especial para rastrear a individuos que propagan discursos de odio a través de Internet, un espacio propicio para este tipo de delitos gracias al anonimato que ofrece.
«No hay lugar para el odio en este país», aseguró la titular de Interior, Amber Rudd, obviando sin embargo que su partido calificó durante la campaña previa a las elecciones parlamentarias del 2015 de «carga» a los ciudadanos extranjeros que «abusan» de las prestaciones sociales del Reino Unido. ¿El resultado? Brexit, violencia y que nada menos que un 42 % de británicos consideren la inmigración como su principal fuente de preocupación.
Boris Johnson jugó con las dos cartas del sí y el no a la UE
Quizás lo más interesante sobre las «agónicas jornadas» en las que Boris Johnson, según su propia descripción, decidió sumarse a la campaña por la salida británica de la UE eran sus circunstancias familiares. Pero, por razones legales inapelables, nada puede publicarse sobre esos hechos, conocidos en mentideros políticos, mediáticos y judiciales, sugeridos en fotografías de aquellos días y en oscuros blogs de Internet.
Tampoco se mencionan en el último libro sobre el brexit, escrito por el editor político del Sunday Times, Tim Shipman. El autor desvela, sin embargo, «la columna secreta» favorable a la permanencia que Johnson escribió para su artículo semanal en el diario Sunday Telegraph -por unos 300.000 euros anuales-, dos días antes de anunciar su decisión, el día 21 de febrero. Johnson dijo ayer que solo fue un ejercicio argumental privado. Y Shipman le avala.
Escribió uno en favor de la salida, otro por la permanencia y finalmente publicó el tercero, su declaración pública de adhesión a la campaña del brexit. En las buenas escuelas y en las universidades británicas es habitual que los estudiantes se ejerciten en la defensa retórica de una idea que no comparten.
El artículo, publicado íntegramente el sábado por The Sunday Times, comienza afirmando que el acuerdo alcanzado en Bruselas por su amigo, el exprimer ministro David Cameron, no era «un momento para que suenen las campanas y ardan las antorchas de guía». Pero luego lo contrapone con los riesgos de abandonar el mercado común y con los daños geostratégicos de la retirada británica de la UE.
La razón que llevó a Johnson a rechazar el brexit -la pérdida de soberanía política y judicial- es argumentada en la referida columna secreta. En ella incide en una queja compartida también por muchos europeístas británicos, la extensión de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Justicia por la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, un «documento extraordinario», según Johnson.
«No era tan malo»
Termina señalando que el acuerdo logrado por David Cameron no era tan malo, que la exclusión británica de «una creciente Unión Europea» podría librar al Reino Unido de la paulatina centralización.
Había, además, «algunas grandes preguntas que el out debe responder». Johnson recuerda los pronósticos «de casi todos» de que habría una sacudida económica como resultado del brexit. Ese día escribió que el coste de pertenencia al mercado común es «bastante pequeño». Pero dos días después anunció su decisión, en las puertas de su casa, diciendo que quería «un acuerdo mejor para la gente de este país... para ahorrarles dinero». Esta semana, ya como ministro de Exteriores, Johnson dijo que el brexit obtendrá un acceso al mercado común «de mejor valor» que el actual.
Información de Iñigo Gurruchaga (Colpisa).