Obama carga contra el populismo y los muros en su despedida de la ONU

Adriana reY NUEVA YORK / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Obama reflexiona antes de iniciar su última intervención ante la Asambela de la ONU como presidente del EE. UU.
Obama reflexiona antes de iniciar su última intervención ante la Asambela de la ONU como presidente del EE. UU. JEWEL SAMAD | AFP

Acusa a Rusia de tratar de recuperar la «gloria perdida» mediante el uso de la fuerza

21 sep 2016 . Actualizado a las 07:28 h.

Su alocución era la más esperada. Cada año, los 134 jefes de Estado y de Gobierno escuchan con atención lo que la primera potencia del mundo tiene que decir ante el plenario anual de la Asamblea General de la ONU. En su 71º sesión, además, Barack Obama pronunciaba su octavo y último discurso como presidente, ocasión que utilizó para cargar contra los populistas y los muros que aflora en Estados Unidos, pero también en Europa.

Obama se retrasó y tuvo que hablar después del presidente del Chad, en lugar de antes. Una vez subido al estrado, miró a sus colegas y comenzó a repasar el legado político que deja. Sabía que el de ayer era uno de los mensajes más importantes de su carrera y por ello, no quiso perder la oportunidad para alertar al mundo de lo que supondría el triunfo del populismo en la primera potencia mundial. O lo que es lo mismo, la victoria de Donald Trump en las presidenciales de noviembre.

«Debemos rechazar cualquier forma de fundamentalismo y racismo», dijo Obama en su primera embestida. Su antídoto contra el «populismo vulgar» y «nacionalismo agresivo» es un mundo interconectado y globalizado, y más democracia. «Hoy una nación cercada por muros solo se encarcelaría a sí misma», advertía en clara alusión al republicano, aunque sin mencionarlo.

A tan solo 48 días de los comicios, su discurso adquirió un tono electoral. Cargó contra los modelos políticos basados en un hombre fuerte que divide y crea odio social. «El mundo es demasiado pequeño para que construyamos muros», alertaba una vez más de manera extensiva. El presidente insistió en que el problema no solo afecta a Estados Unidos, sino también al otro lado del Atlántico. «Todos tenemos que hacer más», pidió. «Debemos ir hacia delante, no hacia atrás», insistió.

En las escasas referencias directas que hizo a otros países, acusó a Rusia de tratar de recuperar la «gloria perdida» mediante el uso de la fuerza. «Si continúa interfiriendo en los asuntos internos de sus vecinos, eso podrá ser popular en Rusia. Podrá impulsar fervor nacionalista por algún tiempo. Pero con el paso del tiempo, también va a disminuir su estatura y hacer que sus fronteras sean menos seguras».

Obama abogó por corregir rumbos y abordar la polémica de los refugiados con generosidad. «Tenemos que ayudar a los refugiados que están desesperados por una casa», afirmó para después recordar que EE. UU. «está construido por inmigrantes que han llegado hasta aquí desde cualquier lugar».

Logros y desafíos

Con la oratoria que le caracteriza, Obama quiso repasar también los progresos conseguidos en sus ocho años de gobierno. El acercamiento con Cuba, el acuerdo de paz en Colombia, la mejora de la economía mundial, el pacto nuclear con Irán o el acuerdo de París contra el cambio climático

son algunos de los objetivos cumplidos que enumeró. Así fue cómo el presidente número 44 de Estados Unidos comenzó a despedirse del mundo. Un mundo que asegura «es mejor» que el que se encontró cuando llegó a La Casa Blanca, pero en el que todavía quedan importantes metas que alcanzar.

Golpe a Trump con el apoyo de Bush padre a Clinton

JEWEL SAMAD | AFP

El asombro reinó en los círculos políticos estadounidenses: «¡El presidente me ha dicho que votará por Hillary!», escribía Kathleen Kennedy, hija del difunto Robert F. Kennedy. Junto al texto, la imagen del quien fue presidente en 1989: George H. W. Bush.

La cúpula republicana confirmaba así sus peores presagios. «Eso fue lo que me dijo», insistía la sobrina del expresidente JFK a Politico. En paralelo, el entorno de Bush trataba de desviar la atención: «Su voto como ciudadano es privado», se limitaba a decir Jim McGrath, portavoz del expresidente. A pesar de la falta de confirmación, este extremo no resultaría extraño teniendo en cuenta que ningún miembro de la familia Bush expresó su apoyo al candidato republicano. Ni George H. W., ni sus hijos -el expresidente George W. y el exgobernador Jeb. Bush padre incluso evitó asistir a la convención de Cleveland, por su profundo desacuerdo con las políticas de Trump. Para finalizar el día, el magnate de origen cubano Mike Fernández, un histórico apoyo del partido, instó a los latinos a votar contra Trump y anunció una donación de dos millones de dólares a la campaña de Clinton.

Mientras, los últimos atentados en suelo estadounidense volvían a encender el debate sobre la inmigración, con el apellido Trump una vez apadrinando la polémica a causa de un tuit difundido por el hijo del magnate. «Si te digo que tres te matarán. ¿Cogerías un puñado? Este es nuestro problema con los refugiados sirios», reza el texto de Donald Trump Jr junto a una foto de un tazón con caramelos. La comparación corrió como la pólvora e indignó a la propia marca de caramelos: «Los skittles son caramelos. Los refugiados son personas. No creemos que sea una analogía apropiada». 

Poco importó la controversia al neoyorquino, que horas más tarde y en un mitin en Carolina del Norte, continuó relacionando terrorismo e inmigración y cargando contra Hillary Clinton, por «sugerir que venga más gente [refugiados] a nuestro país, mientras el Estado Islámico está exterminando a gente».

Nuevas revelaciones

La última hora habla además de una nueva revelación que puede ocasionar muchos problemas al candidato republicano. Según The Washington Post, Donald Trump utilizó más de un cuarto de millón de dólares de su fundación de beneficencia, para hacer frente a demandas en su contra. Así, el magnate «pudo haber violado las leyes» que prohíben el uso de este dinero para beneficio propio.