El aura reformista de Renzi se difumina dos años después

MARÍA SIGNO ROMA / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

ALBERTO PIZZOLI | Afp

No ha logrado sacar adelante ninguna de sus grandes promesas

23 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Son necesarios sueños y coraje», decía hace dos años Matteo Renzi al presentar su programa de gobierno. ¿Qué queda ahora de aquellas promesas de modernización que en su momento entusiasmaron a tantos italianos? El balance tiene luces y sombras, y llega en un momento difícil para el jefe del Gobierno, que se las tiene que ver con problemas internos, como conseguir que el Parlamento apruebe la ley de uniones homosexuales, y exteriores, como el conflicto con la Unión Europea a causa de los inmigrantes.

En estos meses Renzi no ha ahorrado promesas de reformas: del Senado, de la enseñanza, de la Justicia, de la Administración pública, de la simplificación fiscal. Algunos de sus anuncios, muchos lanzados en momentos de euforia, se quedaron en nada, otros se alcanzaron solo parcialmente, tal como sus opositores resaltan, y solo algunos llegaron a buen puerto, aunque no siempre tal cómo había previsto.

Uno de los puntos fuertes del programa de Renzi era la reforma del Senado, que después de dos años aún no es realidad. Los problemas para llegar a un acuerdo con la oposición, representada por Silvio Berlusconi, y tensiones internas dentro de su propio partido prolongan las discusiones de un proyecto que aún no es ley, pero que se someterá en octubre a un referendo en el que Renzi se juega su credibilidad y su futuro político.

La ley electoral

El otro pilar sobre el que se apoya para superar la ingobernabilidad es la nueva ley electoral, conocida como Italicum y aprobada el pasado verano. El nuevo sistema prevé que, si ningún partido supera el 40 % en las elecciones, se celebrará una segunda vuelta entre las dos formaciones más votadas, para propiciar un Gobierno fuerte. El líder del PD está tan orgulloso de esta ley que incluso la compara con otros países europeos: «Lo que está sucediendo en España en Italia no volverá a pasar».

Otra de las reformas más contestadas es la de la enseñanza. Con el nombre de La Buona Scuola, Renzi prometió el fin del profesorado precario, la autonomía de los centros y la inversión en obras. La falta de dinero y la prisa por aplicar la ley ya en este curso llevaron el malestar a las escuela, en las que miles de profesores nuevos tienen plaza lejos de su residencia.

La coyuntura económica juega a favor de Renzi, que ve cómo el país crece aunque más despacio de lo esperado, ya que este año el aumento del PIB será uno de los más bajos de Europa. Algo mejores son las cifras de desempleo, que bajó al 11,4 % del pasado diciembre. Para el Gobierno, es consecuencia de la reforma laboral, a pesar de que aún no ha sido completada, y de las desgravaciones fiscales a los nuevos contratos.

En la lucha contra la corrupción, fue muy positivo el aumento de las penas y el reconocimiento del delito de lavado de dinero. Sin embargo, el contribuyente no notó en su bolsillo la cacareada bajada de impuestos.