Muriel Degauque, la primera kamikaze europea, se inmoló en el 2005

La Voz REDACCIÓN

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La belga Muriel Degauque
La belga Muriel Degauque

Hasta el año 2006 se han contabilizado más de 220 mujeres que han decidido dar su vida por sus creencias, un 15 % del total

19 nov 2015 . Actualizado a las 15:57 h.

Durante el asalto de la policía en Saint Denis, la francesa Hasna Aitboulahcen hacía detonar su cinturón de explosivos y se inmolaba para no ser capturada por los agentes de seguridad. Pero la joven no era la primera mujer en hacerlo. Ni siquiera la primera europea. Hasna Aitboulahcen se unía este lunes a una larga lista de mujeres kamikazes.

La primera kamikaze europea fue, en realidad, la belga Muriel Degauque que, el 9 de noviembre del 2005, optó por el martirio durante un ataque contra un convoy de las tropas americanas en las inmediaciones de Bagdad, en el que murieron cinco policías iraquíes. La mujer, que había nacido en 1967 en la región de Charleroi, había sido dependienta de una panadería, de la que fue despedida por un supuesto robo.

Había tenido una infancia y un adolescencia difíciles, ya que su hermano menor se había muerto en un accidente de tráfico y ella se vería sumida en una espiral de drogas, huidas de su hogar y abandono escolar. Se casó en tres ocasiones y, en su segundo matrimonio con Fateh Bouanina, musulmán moderado, leyó una copia del Corán y se vuelve una practicante estricta de la religión.

Pero la relación con su tercer marido, el belga-marroquí Hissal Goris, la llevaría hacia el islamismo radical. Muriel se llamaba ahora Myriam y se trasladan a Irak en el 2005. Su esposo sería asesinado por las fuerzas estadounidenses ese mismo año. En el mes de noviembre, Muriel Degauque decidía inmolarse detonando su bomba ante el convoy estadounidense.

Solo cinco años después, las chechenas Dzhanet Abdullayeva y Maryam Sharipova, dos islamistas chechenas que luego fueron conocidas como las Viudas Negras, se imolaban en el metro de Moscú y acababan con la vida de 38 personas.

«El adoctrinamiento y el reclutamiento son tales que prefirió morir antes que ser detenida. Haciendo esto contribuye a la lucha. Y el sexo poco importa. Pero el hecho de que sea una mujer seguramente multiplicará el impacto de su acto en la sociedad», afirma a la AFP Fatima Lahnait, autora del informe Mujeres kamikazes, la yihad en femenino.

El número de mujeres que han optado por el martirio, sin embargo, sigue siendo muy inferior al de los terroristas masculinos. Y ello a pesar de que la afluencia de chicas a las tierras del Estado Islámico ha aumentado considerablemente en los últimos años.

Son reclutadas, en muchas ocasiones, por personas de su mismo género, como Sally Jones, conocida como la señora Terror, una yihadista británica del condado de Kent y casada con el también reclutador Junaid Hussain, madre de dos hijos y exmiembro de una banda de punk con deseos de decapitar cristianos.

A pesar de lo que muchos suelen pensar, la religión musulmana condena formalmente el suicidio, pero gran parte de las organizaciones radicales, como Al Qaida, o algunas regiones, como Líbano, Palestina o Chechenia, este hecho se ha pasado por alto.

La primera víctima de este tipo de comportamientos en Líbano fue Sana Jyadali, de solo 16 años, que se precipitó con su coche cargado de explosivos contra un convoy israelí y mató como consecuencia a dos soldados. En Israel, Turquía, India, Pakistán, Uzbekistán, Chechenia o Irak también se han dado casos.

En total, según informa la AFP, ha habido hasta el año 2006 «más de 220 mujeres kamikazes, un 15 % del total».

Entre ellas figura la iraquí Sajida al Rashawi, quien intentó hacerse explotar entre los invitados a una boda palestina en un gran hotel de Ammán, la capital jordana. Los jefes de Al Qaida, que la consideraban una heroína, pidieron su liberación. Tras la muerte del piloto jordano Maz al Kasasbeh, quemado vivo en una jaula por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), fue ahorcada en febrero pasado.

Actualmente es otro grupo yihadista, el nigeriano Boko Haram, el que más recurre a las mujeres kamikazes, llegando a enviar a la muerte a niñas, entre quienes la más joven tenía sólo 7 años. En estos casos, frecuentemente los jefes tienen el control de la explosión de la carga que transportan, que activan a distancia mediante teléfonos móviles.

Si bien los imanes de los grupos yihadistas prometen a los candidatos al martirio las delicias del paraíso, en particular las famosas 72 vírgenes, no hay nada de esto para las mujeres kamikazes: «Lo que pueden prometerles es reencontrarse en el paraíso con un ser querido, un marido desaparecido, por ejemplo», precisa Fatima Lahnait.