Kenia, en estado de «shock» tras la matanza de Garissa

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

CARL DE SOUZA | AFP

La policía consigue detener a un total de cinco islamistas. Uno de los arrestados estaba escondido en el techo de la universidad en posesión de granadas

05 abr 2015 . Actualizado a las 16:31 h.

El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, declaró ayer tres días de luto nacional tras la matanza del jueves en la Universidad de Garissa, en la que murieron 148 personas, pero no parecen suficientes para cauterizar la herida colectiva abierta por los yihadistas somalíes en el ánimo del país. Kenia se encuentra en estado de shock. La conmoción y el dolor todavía se pueden sentir en la ciudad donde se produjo la masacre y que, dos días después, sigue paralizada.

Mientras Kenyatta pedía en un discurso televisado unidad a su pueblo y proclamaba que Al Shabab no será capaz de crear un califato islamista en Kenia, sus hombres en la policía estrechaban el cerco contra los autores intelectuales del ataque. Detuvieron hasta el momento a cinco yihadistas. Según AFP, uno de los arrestados es un tanzano llamado Rashid Charles Mberesero que estaba escondido en el techo de la universidad en posesión de granadas. Otro, un vigilante al que se acusa de haber ayudado a entrar en el recinto universitario a los atacantes, es un keniano de etnia somalí llamado Osman Ali Dagan. Ambos, atrapados cuando intentaban huir a Somalia, tendrían relación con el presunto cerebro del ataque, Mohamed Kuno, un ciudadano natural de Garissa que ha sido vinculado con otras matanzas reivindicadas por el grupo islamista Al Shabab.

Según el Gobierno, Kuno se encuentra en paradero desconocido desde que el pasado diciembre los servicios de inteligencia lo señalaran como cerebro de los dos ataques que causaron 58 muertos en Mandera, otra ciudad del noreste de Kenia que bordea Somalia. Los investigadores creen que abandonó su escondite en Somalia para vengar la muerte del jeque Mohamed Ali Kheir, un amigo suyo que apareció muerto en extrañas circunstancias después de ser secuestrado en Garissa a finales de diciembre del año pasado.

A mediodía de ayer más de 600 estudiantes que sobrevivieron al ataque y que han permanecido en una base militar cercana partieron hacia sus lugares de origen en autobuses fletados por el Gobierno, con miradas tristes y muchas ganas de marcharse.

Al Shabab volvió a amenazar a las autoridades kenianas con más masacres si el Gobierno no retira a todas las tropas que tiene desplegadas en Somalia dentro de la misión de la Unión Africana (Amisom). En un comunicado, el grupo islamista acusó al Ejército de matar a civiles de manera indiscriminada y de violar mujeres en la región somalí de Jubaland, ocupada por Amisom. «Nuestro mensaje no será escrito con palabras, sino con la sangre de vuestra gente. Cavad sus tumbas y preparad sus ataúdes desde ahora mismo», señaló el comunicado.