El cabo español murió en una garita de la Finul cuya posición conocía Israel

laura fernández-palomo AMÁN / CORRESPONSAL

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Tel Aviv pide disculpas y acusa de lo sucedido a Hezbolá por iniciar los ataques

29 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El fuego israelí devenido de la escalada de violencia que se produjo ayer entre el Ejército y la milicia Hezbolá provocó la muerte del cabo malagueño Francisco Javier Soria, de 36 años, miembro de la misión de cascos azules de las Naciones Unidas destacada en el sur del Líbano. El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, se apresuró a pedir a la ONU una investigación «urgente y exhaustiva» sobre lo sucedido. Poco después recibía una llamada de su homólogo israelí, Avigdor Lieberman, para disculparse por el fallecimiento y culpar a la milicia chií de haber iniciado los ataques. Anoche, el Consejo de Seguridad de la ONU ya estaba reunido en Nueva York.

Una lluvia de hasta 30 granadas de artillería, en principio dirigidas a posiciones de Hezbolá, alcanzaban a las 11.25 de la mañana el puesto de vigilancia del cabo Soria, en la posición 428, en la aldea de Ghayar, una zona neutral a unos 40 kilómetros de la base española Miguel de Cervantes en Marjayún. En un primer momento, el cabo Soria resultó herido tras alcanzarle la metralla. Sin embargo, los servicios de emergencia no pudieron evacuarlo en un principio por la virulencia del ataque. En estas circunstancias el tiempo es oro y, cuando los sanitarios accedieron con cierta seguridad, ya agonizaba. Soria fue trasladado de inmediato a la base española, a unos 40 kilómetros al norte, pero poco más tarde falleció. Se espera que hoy sea repatriado.

Israel respondía con estos proyectiles a los misiles antitanque de Hezbolá que horas antes habían impactado contra uno de sus convoyes matando a dos militares e hiriendo a otros siete. Los soldados patrullaban en vehículos que no estaban blindados por las Granjas de Shebaa, una minúscula zona en la frontera libanesa ocupada por Israel cuando fueron sorprendidos por la artillería de la milicia chií, en represalia por un bombardeo israelí que la semana pasada mató a seis milicianos de Hezbolá y a un comandante iraní en Siria.

 

Fuego cruzado

Son frecuentes los enfrentamientos en la frontera, delimitada por una línea azul que trazó la ONU tras la retirada de Israel del sur del Líbano hace 15 años. Sin embargo, la tensión ha ido aumentando estos días hasta el enfrentamiento de ayer, que dejó tres muertos. Además de la ofensiva áerea, Israel también lanzó una operación terrestre que generó fuego cruzado. Los disparos provocaron heridos civiles y alcanzaron viviendas. Israel también informó de que una base suya en el monte Hermón fue blanco de disparos de morteros.

«Accidente» y coordenadas

El primer miembro del Ejecutivo en confirmar la muerte del cabo español fue Margallo. En principio habló de «accidente», pero luego precisó que se había «explicado muy mal». Por su parte, el presidente del Gobierno mostró poco después su pesar a través de Twitter, y el ministro de Defensa, Pedro Morenés, canceló su visita a la India y regresó a España. IU pedirá que explique en el Congreso qué medidas piensan tomar para «evitar que la impunidad y la desproporción sigan caracterizando la acción militar israelí».

El Ejército israelí mantiene que «investigará lo ocurrido», y es que conoce las coordenadas de las ubicaciones de la Finul y suele avisarla cuando va a lanzar un ataque. Ayer no lo hizo. La primera reacción de Tel Aviv fue culpar a Hezbolá por iniciar los enfrentamientos y responsabilizar al Gobierno libanés de la muerte en su territorio. La tensa jornada terminó con una reunión de la cúpula militar israelí para decidir los pasos a seguir.