Siria: Presionan a EE. UU. y a sus aliados para que retrasen el ataque

Victoria Toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Londres esperará al dictamen de los investigadores antes de intervenir en el conflicto

29 ago 2013 . Actualizado a las 12:20 h.

El Reino Unido buscó ayer el aval del Consejo de Seguridad de la ONU para un intervención militar en Siria, amparándose en la «protección de civiles», pero la reunión terminó en un impás, al tiempo que aumenta la presión contra la intervención militar tanto de los que se oponen a el como de los que piden más tiempo para investigar el uso de agentes químicos por parte del régimen de Bachar al Asad. .

El único respaldo el ataque vino de la OTAN, tras una reunión ayer a nivel de embajadores en Bruselas. Su secretario general, Anders Fogh Rasmussen, aseguró que el uso de armas químicas «no puede quedar sin respuesta», pero la Alianza Atlántica sigue sin considerar un papel militar en el conflicto sirio.

Esperar a los inspectores

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, optó por la prudencia y pidió que se deje a los inspectores que investigan el ataque químico acabar su trabajo, en el que solo recoger datos les llevará cuatro días. Ban evitó opinar sobre la legitimidad de un ataque sin el consentimiento de la ONU tal y como lo plantean los aliados.

Todo indica que Rusia y China vetarán la resolución británica. Tras la reunión de ayer en Nueva York, los representantes de los cinco miembros permanentes del Consejo aseguraron que ahora sus países tomarán una decisión sobre el borrador.

El jefe de la diplomacia británica, William Hague, dejó claro que haya o no aval de la ONU las grandes potencias tienen la «responsabilidad» de actuar en Siria, pero en su deseo de demostrar que Londres no hace caso omiso a las Naciones Unidas valoraban retrasar la ofensiva en espera del informe de los inspectores.

El primer ministro, David Cameron, se enfrenta en su país a la oposición tanto de los británicos (el 75 % se opone) como de los laboristas -con el fantasma del fiasco de Irak en sus mentes-, que exigían esperar a ver las pruebas antes de apoyar una intervención en una votación hoy en el Parlamento.

Al final, la Cámara de los Comunes votarán hoy sobre el principio del uso de la fuerza en respuesta a esa «atrocidad», pero esperarán a que se conozca el informe de los inspectores para decidir la intervención en una segunda votación.

Voces en contra

En Estados Unidos, el país que liderará la intervención -que en un principio estaba prevista para hoy-, también crecen las opiniones contrarias. Un grupo de congresistas ha pedido a la Casa Blanca que sea el Congreso el que apruebe la intervención y cada vez hay más voces en contra, tanto de republicanos como de demócratas. Además, los poderosos lobbys judíos mantienen un silencio nada habitual cuando se discute sobre Oriente Medio. La explicación que dan los analistas a ese silencio es que se trata de una situación tan delicada y con un peligro potencial tan grande que parece haberse establecido un acuerdo, al menos tácito, para que la intervención sea lo más leve posible. Un ataque en el que no se busca derrocar a Al Asad y ni siquiera se pretende un apoyo militar explícito a los rebeldes, ya que su intención sería exclusivamente enviar un mensaje a cualquier otro país que tenga veleidades sobre el posible uso de armas químicas.