Saul Bass: Tres de sus carteles, entre los 25 mejores del séptimo arte

Miguel Anxo Fernández LA VOZ

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La ilustración del diseñador gráfico estadounidense para «Anatomía de un asesinato» es una de las más aclamadas por los amantes del séptimo arte

08 may 2013 . Actualizado a las 11:55 h.

Saul Bass, el gran maestro de los títulos de crédito, es uno de los grandes cartelistas de cine de la historia. Su revolucionario estilo, caracterizado por sus trazos conseguidos a base de simples recortes de cartulina que se saltan las reglas de la geometría y priman la libertad artística por encima de todo, catapultaron al diseñador estadounidense a la cima de la creatividad y lo convirtieron en todo un referente de la estética gráfica del séptimo arte.

El cartel de cine, que Saul Bass convirtió en auténtica obra de arte en sí misma, nació motivado por las mismas circunstancias de cualquier otra disciplina artística a finales del siglo XIX (teatro, music-hall, circo...), auspiciado también por el desarrollo industrial y la incorporación de la pasta de madera a la fabricación del papel, lo que posibilitó la utilización de hojas de gran tamaño a menor coste. Los especialistas consideran el cartel de El regador regado (L'arroseur arrosé, 1896), de los hermanos Lumière, como el primer cartel precanónico de la historia del cine, por recoger una escena del filme. Sin embargo, este cartel, tal y como hacen los de Saul Bass, no recoge referencia alguna al título del filme en favor de los propios creadores.

En los primeros años del cine no estuvo clara la necesidad de singularizar los carteles hasta la llegada del largometraje. Para colmo, historiadores e investigadores se han ido encontrando con la dificultad añadida de la inexistencia de ejemplares que permitan trazar una solvente cronología y evolución de la disciplina, sobre todo en las primeras décadas del espectáculo. Sirva como ejemplo el caso español, cuyo primer cartel cromolitográfico conocido es de 1909 para Locura de amor, de Ricardo Baños.

Así las cosas, la revista especializada norteamericana Premiere realizó hace algunos años una encuesta para elegir los 25 mejores carteles de la historia del cine, entre los que se escogieron tres del gran maestro Saul Bass. La elección fue compleja y fuera se quedaron docenas de grandes carteles. Además, la selección se hizo entre los originales norteamericanos, cuando en muchos casos se mejoraron notablemente en sus versiones nacionales, como ocurrió con Desayuno con diamantes en el caso español (del colectivo MCP), quizá la más lograda. Es también conocido el caso del excelente cartel de la oscarizada Patton (Franklyn Schaffner, 1970), cuyo original fue descartado por la Fox para elegir el del gran cartelista español Macario Gómez, firmado como Mac.

La relación de los elegidos por la revista, entre los que Saul Bass destaca notablemente, había quedado así del primero al último: Anatomía de un asesinato (Preminger, 1959, diseñado por Saul Bass), El pecado de Nora Moran (Goldstone, 1933), Vértigo (Hitchcock, 1958, también creado por Saul Bass), El descenso de la muerte (Ritchie, 1969), Planeta prohibido (Wilcox, 1956), Gilda (Ch. Vidor, 1948), La calle 42 (Bacon, 1943), El ataque de la mujer de 50 pies (Juran, 1958), El ladrón de Bagdad (Berger, Powell, Whelan, 1948), 2001, una odisea del espacio (Kubrick, 1968), King Kong (Cooper, Schoedsack, 1933), Perros de paja (Peckinpah, 1970), La quimera del oro (Chaplin, 1925), El hombre del brazo de oro (Preminger, 1955, el tercero de Saul Bass en la lista), La momia (Freund, 1932), El silencio de los corderos (Demme, 1991), Contratado para matar (Tutle, 1942), Desayuno con diamantes (Edwards, 1961), Los viajes de Sullivan (Sturges, 1941), El submarino amarillo (Dunning, 1968), La semilla del diablo (Polanski, 1968), La tentación vive arriba (Wilder, 1955), El autoestopista (Lupino, 1953), Eva al desnudo (Mankiewicz, 1950) y El demonio de las armas (Lewis, 1950).

Además de los carteles de Saul Bass (Vértigo, Anatomía de un asesinato y El hombre del brazo de oro), predominan el cine negro y el thriller junto al género fantástico, frente a la ausencia absoluta del bélico o el western asumiendo la marginación de filmes de otras cinematografías en favor de la exclusividad de Hollywood. Otro dato significativo es la escasa representatividad del cine producido a partir de los años sesenta (etapa claramente influida por los movimientos artísticos en vigor), los setenta (caracterizada por las nuevas técnicas de impresión, con reproducciones antes inviables), los ochenta (con las nuevas tecnologías ya muy presentes) y de los noventa hasta la fecha (de gran eclecticismo y mezcla de estilos).

Los amantes del séptimo arte, que aclaman por encima de todas la ilustración de Saul Bass para Anatomía de un asesinato, apuestan por la etapa clásica, cuando todavía imperaban el dibujo y la pintura con voluntad ilustradora sobre el contenido del filme o su plegado a las necesidades del star system, y en el proceso de reproducción técnica dominaba ya la cromolitografía. Con los años, el cartelismo cinematográfico se ha convertido en la variante más popular y cotizada de la disciplina en el siglo XX, auspiciada además por el coleccionismo, con subastas regulares en Christie's o Sotheby's, en Nueva York o Londres.