El nuevo papa: El escándalo de la pederastia ensombrece el cónclave

Íñigo Domínguez COLPISA

INFORMACIÓN

Las víctimas piden que Calcagno, el sexto purpurado bajo sospecha de encubrir estas prácticas, no entre en el cónclave

05 mar 2013 . Actualizado a las 14:19 h.

El escándalo de la pederastia en el clero sigue ensombreciendo el cónclave que elegirá al nuevo papa que sucederá a Benedicto XVI. Las víctimas de tales abusos han comenzado ya a moverse para intentar evitar que algunos cardenales culpables de encubrir este tipo de prácticas participen en la votación y, sobre todo, que alguno de ellos salga elegido como nuevo Pontífice.

Con el reciente caso contra el italiano Domenico Calcagno ya van seis: el estadounidense Mahony, el belga Daneels, el irlandés Brady y el mexicano Rivera, más el escocés O'Brien, acusado la semana pasada de acosar a seminaristas. Es el único que ha renunciado a ir a Roma y el domingo admitió, de forma rebuscada, que su conducta ha descendido por debajo de los standard que se debían esperar de él como cura, arzobispo y cardenal. Además, también se ha reavivado la polémica sobre Mahony, que ha reconocido en una entrevista: «Sin que yo preguntara nada, el nuncio en EE.UU. me llamó por teléfono diciendo que en el Vaticano le habían dicho que debía participar en el cónclave».

En Italia, víctimas de un sacerdote pedófilo de Savona, en el norte del país, acusan al cardenal Calcagno de haberle protegido cuando era obispo de la ciudad. Este nuevo escándalo fue dado a conocer la noche del domingo por el Caiga quien caiga italiano, Le Iene, y ayer en un diario local. Es más, el reportaje televisivo mostraba una carta que supuestamente Calcalgno habría enviado el 8 de septiembre del 2003 al entonces cardenal Ratzinger para pedirle «la cortesía de un consejo sobre la actitud a tener, pues el sacerdote quiere continuar su trabajo pastoral». El actual papa emérito era prefecto de Doctrina de la Fe y encargado de afrontar la disciplina interna en el escándalo de la pederastia, pero no habría ordenado denunciarle ni ninguna medida contra él. El cura pederasta solo fue trasladado a otra parroquia. El Vaticano guardó ayer silencio sobre el caso.

En quince minutos demoledores, el reportaje entrevistaba a tres víctimas que relataban abusos desde los años ochenta del sacerdote Nello Giraudo, condenado el año pasado a un año de cárcel por un caso del 2005 al haber prescrito los más antiguos. Pero las víctimas afirmaban que, desde la primera denuncia, en 1980, pasaron tres obispos por la diócesis que conocían sus prácticas por informes internos y no tomaron medidas. Solo le cambiaban de parroquia, le dejaron formar un grupo scout y en 1992 hasta le permitieron fundar una asociación para niños con problemas.