«Me dijeron que no me levantaría de la silla y ya empiezo a andar solo»

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

ZONA CELESTE

FERNANDO CÁCERES FÚTBOL CLUB

Siete años después de ser tiroteado, el excéltico Fernando Cáceres está en la última fase de su recuperación y continúa con la escuela de fútbol que lleva su nombre y «con el Celta en el corazón»

03 nov 2016 . Actualizado a las 13:44 h.

«Otros han tenido mucha menos suerte que yo», comenta el excéltico Fernando Cáceres convencido al otro lado del teléfono. «Me han contado historias que no terminaron bien. Yo por suerte he podido salir adelante», apostilla el argentino. Lo hace justo siete años después de debatirse entre la vida y la muerte tras ser asaltado y tiroteado cerca de Buenos Aires. Tras desafiar a los doctores que apenas le daban esperanzas de vida, lo hizo con los que le aseguraron que nunca se «levantaría de la silla». «Tendrían sus motivos para decir aquello, pero yo seguí y seguí y ahora estoy comenzando a andar solo», relata con orgullo.

El que fue jugador del Celta entre 1998 y 2004 se ha convertido en un ejemplo de lucha y superación. Tres años atrás puso en marcha una escuela que lleva su nombre y que nació con el germen del atraco que revolucionó su vida y su percepción de casi todo, admite. «Es inevitable que te cambie. A raíz de aquello surgió el proyecto con 30 niños y ya tenemos 300», dice en referencia al Fernando Cáceres Fútbol Club, creado para sacar de la calle a jóvenes abocados a la delincuencia. Como los que le asaltaron a él en el 2009. «Aquí hay muchos chicos en esa situación. Queremos evitar que tengan problemas en su vida, que encuentren una motivación en el fútbol y sientan que hay alguien que se preocupa por ellos».

Cáceres asegura que en ese proyecto es tanto o más lo que recibe que lo que da. «Hablo mucho con ellos, me preguntan por mi experiencia en el fútbol y en la vida. Disfruto mucho con ellos, intentando motivarles». Y junto a ellos refuerza su propia motivación para seguir adelante. «Al verlos con esas ganas recuerdas la época en la que tú también te enfocaste así en el fútbol, con ese mismo entusiasmo. Soy feliz por ellos, pero también por mí, porque disfruto viéndoles así».

FERNANDO CÁCERES FÚTBOL CLUB

El Negro es el presidente del club y hace sus pinitos como entrenador, hacia donde le gustaría dirigir sus pasos. «De vez en cuando, siempre pidiendo permiso antes, entreno en algunas divisiones para echar una mano más a los chicos. Me encantaría poder ser entrenador en el futuro», dice. Con sus propios precedentes, está convencido de que nada es imposible. «Jamás pensé en tirar la toalla porque todo dependía de mí y eso era lo que más fuerte me hacía. Era yo el que tenía que tratar de levantarme y dar pasos, con gente que me guiaba, pero con la parte más importante para mí. Saber que dependía de mí era el mayor estímulo».

Sigue haciendo rehabilitación a diario y se encuentra en la fase final. Quizá la más compleja, admite. «Empiezo a andar solo, pero necesito trabajar cada día para encontrar el ritmo que tenía antes de que todo esto pasara y que el movimiento pueda ser el que fue. Me toca lo más difícil, pero tengo tiempo por delante y seguiré hasta que el cuerpo diga basta». Hace dos semanas que inició este proceso. «Las cosas van saliendo bien y no puedo parar ahora que estoy en la última etapa». Siete años después del fatal diagnóstico que , a base de sacrificio, ha conseguido que no se corresponda con la realidad.

FERNANDO CÁCERES FÚTBOL CLUB

«Un trozo de mi corazón está siempre con el Celta»

Apenas tiene ocasión de ver partidos completos -«aquí todo es Barça y Madrid»-, pero Cáceres está siempre pendiente de cómo queda el Celta y de ver cada resumen que puede. «Es un equipo especial para mí, el que me dio la oportunidad de disputar la Champions. Disfruté mucho y lo sigo haciendo con sus éxitos, un trozo de mi corazón está siempre con el Celta».

Oscar Vázquez

Le agrada ver cómo continúa una historia, la del club vigués, de la que él también forma parte, guardando de aquellos años «grandes recuerdos y muchos amigos». «Había coincidido con Víctor en Zaragoza y cuando mi representante me dijo que me quería llevar allí, respondí que encantado». Y enseguida se dio cuenta de que había sido la decisión correcta. «Encontré todo lo que una persona necesita para sentirse cómoda en un lugar: el club, la gente, la ciudad... Lo a gusto que estábamos todos se reflejó en los resultados conseguidos», dice.

Recuerda como si fuera ayer su debut, en un derbi, y partidos como los disputados contra el Milan en Europa League, que son los que más le han marcado. Sin obviar, en la parcela negativa, la final de Copa perdida o el descenso del 2004, que forzó su adiós. «Es un momento triste, porque quería quedarme más tiempo. Pero las circunstancias del club, con mi edad, hicieron que tuviera que marcharme. Por otro lado me fui contento, sabiendo que había hecho mi trabajo como corresponde, y que había dejado y me llevaba también cosas muy buenas».

M. Moralejo

Entre lo que se llevó con él fue el cariño de una afición que se lo ha seguido demostrando en los últimos años a raíz de su drama personal. «Han estado ahí siempre. La afición del Celta es especial, de las que siempre te da aliento cuando lo necesitas. Hablo de lo que el jugador quiere escuchar en cualquier partido, pero también del apoyo que me han dado luego».