Las 12 horas de viaje hacia el derbi de un culé reconvertido al celtismo

ZONA CELESTE

Miguel, vestido con la equipación del Celta.
Miguel, vestido con la equipación del Celta.

Miguel Moncada, natural de Reus, se acercó al Celta durante unas vacaciones hace cuatro años y no ha querido perderse el choque frente al Deportivo

20 feb 2015 . Actualizado a las 21:08 h.

Miguel Moncada Vizcaíno tiene 28 años, es seguidor del Celta y estará mañana en el derbi como tantos otros simpatizantes del equipo vigués. Pero si algo no se puede decir de él es que sea un celtista convencional. Porque se plantará en Riazor después de haber hecho un viaje en tren -doce horas- desde Reus, su localidad natal, a Vigo para desplazarse a su vez desde la ciudad olívica a A Coruña con la peña a la que pertenece, Hordas Celestes.

El celtismo de Moncada es reciente, pero intenso. Empezó a interesarse por el equipo hace cuatro años, en el Celta-Córdoba de septiembre del 2010. Culé de niño por su origen y por herencia, durante unas vacaciones en Vigo estuvo en aquel partido, aún en Segunda, y se enamoró del Celta. «Me gustó mucho su forma de jugar y el ambiente que había entre la afición», recuerda. Para entonces, el Barcelona ya hacía tiempo que había dejado de estar entre sus preocupaciones. 

Ya de vuelta en casa, se puso a buscar por Facebook colectivos de aficionados del club vigués y fue así como dio con Hordas Celestes. «Podía haber sido otra peña, pero me atrajo el rollo que tenían entre ellos y lo amables que fueron conmigo desde el principio», agradece. De hecho, esta noche se aloja en casa de Telmo, uno de sus compañeros peñistas. Le acogen con los brazos abiertos cada vez que viene a Vigo, que es siempre que  puede. «Cada dos meses intento venir. Como trabajo en la empresa familiar, coger los días no es problema», explica.

En cuanto al enfrentamiento contra el Deportivo, Miguel ya quiso vivir la experiencia en Balaídos el pasado septiembre. En esta ocasión, viajará con la peña a A Coruña desde Vigo mañana. Como uno más. «El de principio de temporada era el primero al que iba y lo disfruté mucho. Me llamó la atención que la gente animaba como si fuera el último partido y, sobre todo, el recibimiento que le organizaron al equipo», recuerda. Para mañana espera «que gane el mejor, que gane el Celta».

El catalán, junto con Nolito, que le hizo entrega de las botas por las que el aficionado había pujado.
El catalán, junto con Nolito, que le hizo entrega de las botas por las que el aficionado había pujado.

Accionista y ganador de la subasta por las botas de Nolito

Moncada es uno de los celtistas que aprovecharon la oportunidad que les brindó Fernando Sales de hacerse con títulos del club. «Compré siete para poder ir a las juntas. Para mí esas acciones significan tener un pedazo del Celta para toda la vida y si no lo hacía ahora no creo que fuera a haber otra oportunidad».

Lo mismo le ocurrió con las botas de Nolito, que se llevó tras ganar la subasta organizada por la Fundación Celta el pasado verano. «Es mi preferido, por cómo juega en el campo y también por su comportamiento y su amabilidad con la gente fuera de él», expone. Por eso no le importó desembolsar 355 euros y viajar específicamente a Vigo para recogerlas, conocer al gaditano y, de paso, formalizar su incorporación a Hordas Celestes.

Asegura que, aunque su hermana sigue algunos partidos con él cuando se queda en Reus, no ha terminado de lograr expandir el celtismo en su entorno. Sin embargo, todo el mundo aprueba su pasión. «La gente que me rodea lo sabe y piensan que es bonito apoyar a un equipo grande pero a la vez humilde, que pelea por estar en Primera cada año». Además, en los partidos que el Celta disputa en su comunidad, suele sumarse a la peña catalana, Blau Cel. «El partido del Camp Nou -con todos sus allegados apoyando a los de Luis Enrique- fue increíble».

En Hordas Celestes, orgullosos de tenerle como miembro, le definen como «un verdadero celtista en la diáspora». Los kilómetros que ha recorrido para vivir este derbi así lo avalan.