La plantilla más cara del Celta con el peor rendimiento

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

El décimo tope salarial, con  79,8 millones, no se justifica en la clasificación

30 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Está sobrevalorada la plantilla del Celta? A nivel económico, y en función de los resultados, parece bastante evidente. El conjunto vigués maneja el décimo tope salarial de la liga, con 79,8 millones de euros, después de un incremento de casi quince con respecto al curso anterior, y sin embargo, el equipo ha vivido de un modo permanente entre los cinco últimos clasificados. El líder, el Girona, es el caso contrario, porque, con 51 millones de límite salarial, se ha aupado a lo más alto de la clasificación. Alavés (31,2) y Las Palmas (35,1), que tienen los dos últimos, también viven una desahogada situación en la tabla.

Conjuntamente con la apuesta por Rafa Benítez, Marián Mouriño dejó claro desde el primer momento que el foco debía estar en el campo y en el primer equipo. La presidenta escenificó su argumento dando vía libre para que el equipo contase con más recursos económicos para jugadores que en ningún otro momento de la historia desde que existe el control financiero.

En teoría, y de la mano de Luís Campos, el Celta construía una plantilla para vivir tranquilo como punto de partida del proyecto. A Vigo llegaron fichajes por valor de 26,7 millones de euros, gastándose por segundo año consecutivo 12 millones en un delantero, en este caso, en el griego Tasos Douvikas. Los 5,2 millones por Carles Pérez y los cinco por Carl Starfelt fueron otros desembolsos considerables para una economía como la del Celta.

Pero, hasta la fecha, la inmensa mayoría del plantel ha rendido por debajo de su nivel, ya sea por una cuestión colectiva del juego o por aspectos de índole personal. A día de hoy, ninguno vale lo que apunta su tasación de mercado aunque esta ya sufrió una revisión a la baja: 107 millones en la actualidad.

Además, los contratos de larga duración, las respetables retribuciones económicas y las amortizaciones se convierten en una importante rémora para el futuro. Una herencia envenenada de la época Luís Campos, el asesor deportivo ausente, que todavía puede ser peor en caso de descenso a Segunda División doce años después.