El Celta ha encajado diez goles en los tres últimos partidos y ya suma 18 en contra, algo que no sucedía en once partidos desde la temporada 95/96
09 nov 2015 . Actualizado a las 15:19 h.El Celta necesita taponar su mayor vía de agua en dos décadas. Desde la temporada 95/96 no encajaba 18 goles en las once primeras jornadas, la cifra a la que llegó el sábado después de haber recibido 10 goles en las tres últimas contiendas, guarismos que echan por tierra un sistema de contención que parecía estar fijado en el ADN balompédico del equipo del Toto Berizzo.
El balance defensivo se hizo añicos en las tres últimas jornadas. El Real Madrid anotó tres goles con ocho disparos a portería dos semanas atrás, luego la Real rentabilizó casi el 40 % de sus disparos a puerta (2 de 5) y el Valencia alcanzó la perfección en el día más triste de la época reciente del Celta con cinco goles en cinco disparos. «Es un tema que tenemos que revisar. Una de nuestras fortalezas es tener solidez defensiva en todas las líneas, porque defendemos desde los delanteros. Revisaremos ese tema para dar la solidez defensiva que todo equipo que aspira a más tiene que tener, ajustando bien la presión desde arriba hacia abajo», comentó el capitán Augusto Fernández después del 1-5 ante el Valencia, la mayor goleada que encajaba el Celta en Primera desde el año 2004.
Porque el sistema de contención celeste se ha ido desmoronando sin un motivo que lo anunciase a priori. Porque desde el partido de Villarreal casi todo lo que origina el rival en ataque acaba en gol. En el Madrigal los de Marcelino marcaron un tanto con tres tiros entre los tres palos, pero a renglón seguido solo el Real Madrid necesitó generar un buen puñado de oportunidades para hacer daño.
Los ejemplos antagónicos y más diáfanos los representan Valencia y Barcelona. Los ché tiraron cinco veces a portería e hicieron cinco goles. Los catalanes pusieron a prueba a Sergio en siete ocasiones y solo marcaron en una. Del 100 % del grupo de Nuno al 14,2 % de la tropa de Luis Enrique.
Al principio de temporada, solo los índices del empate con el Las Palmas arrojan algún tipo de similitud, ya que el entonces equipo de Paco Herrera acabó marcando tres goles en cuatro intentos. En el segundo día negro, por orden de desastre, del Celta esta temporada.
Causas varias
Las causas pueden ser de lo más variado. Una salta a la vista, la ausencia de Gustavo Cabral en las dos últimas jornadas, ya que el argentino se había convertido en un jugador capital en la retaguardia. Pero al mismo tiempo se detecta menos contundencia a la hora de sacar el balón en la zaga celeste y, por lo visto el sábado, un punto de desconexión entre líneas. El primer gol de Alcácer en el inicio de partido es un claro ejemplo. Además, el Celta ha pasado de ser un equipo impenetrable en los arranques de cada partido a encajar a las primeras de cambio en los últimos tres e ir contracorriente.
Poco habitual
No resulta nada habitual que un equipo de la parte alta que se caracteriza por su fútbol ofensivo y agresivo haya encajado una media de 1,6 goles por contienda (3,3 en los últimos tres). Solo hay que mirar a los actuales compañeros de viaje del cuadro vigués, siendo el Barcelona el segundo que más ha recibido con 12.
A nivel histórico tampoco ha sido un defecto del Celta encajar muchos goles. Para encontrar una sangría de goles similar a la actual en Primera División hay que viajar hasta el arranque de la temporada 95/96 cuando el entonces vigésimo clasificado (fue aquella la liga de 22) había recibido a estas alturas 19 goles, cuatro de ellos del Albacete.
En la época más reciente, el tope estaba en el año del ascenso con 17 dianas en contra a estas alturas en un Celta que era cuarto por la cola. Ya de la mano de Berizzo, el curso pasado el equipo llevaba once goles en contra e incluso en la racha más negra del curso nunca salió goleado. El receso parece una buena ocasión para rearmarse.