José Tojeiro, el autor de la frase de «me echaron droja en el Cola Cao», fallece a los 80 años

La Voz REDACCIÓN

NARÓN

Murió este miércoles en el Hospital Naval de Ferrol

06 mar 2015 . Actualizado a las 19:25 h.

José Tojeiro, el gallego que se hizo famoso a comienzos de los 90 por la frase «me echaron droja en el Cola Cao», falleció este miércoles a los 80 años en el Hospital Naval de Ferrol, tal y como han confirmado en el tanatorio Artabria de A Gándara, donde fue incinerado, y en la Residencia Hermanas de los Desamparados de Piñeiros de Narón, donde residía.

En 1993, este vecino de Cariño acaba de regresar de Suiza, país en el que había emigrado buscando trabajo y participó en el programa Código Uno, presentado por Arturo Pérez Reverte. Y pasó del anonimato al estrellato. En una entrevista que pasó a la historia de esas frases celebres, José Tojeiro explicó que a partir del mes de mayo empezó a recibir la visita de tres jóvenes. «En cuanto entraron el saludo ya fue amoroso, por la confianza de los días previos. No tuve que hacer ningún sacrificio ni exceso», contaba este hombre que tenía escondido mucho dinero en su casa porque estaba separándose de su mujer, Carmen Villalba, a la que echo de casa al regresar de Suiza.

A José Tojeiro le robaron hasta en tres ocasiones dinero de su casa. Cuando denuncia el primer robo de 5.000 francos, culpa a su mujer. Pero, José Tojeiro empieza a sospechar de las tres jovenes al ver forzados los cerrojos del cuarto de baño. «Entonces, voy a hacer el amor con una, pero que era voluntario, pero yo le pagaba por eso, sin ser una cifra excesiva. Y era cuando ellas tenían ese interes de ir a cama, porque una quedaba libre y podía revolver», explicaba al programa.

El segundo robo sucedió el 11 de agosto. «Me echaron droja en el Colacao. Que yo note que dormía muchas horas y yo no dormía tantas horas», aseguraba José Tojeiro al que le robaron 16.000 francos suizos y 80.000 pesetas. Consciente de que la culpa era de estas jóvenes, retira la acusación contra su mujer, y denuncia a las tres jóvenes: María, Rosa María y María José, de las que posee fotografías de ellas desnudas. «Eras prestitutas que buscaban domicilios para dar placer de prestitación», admitía. Con la denuncia ya puesta, semanas más tarde le volvieron a sustraer de casa 875.000 pesetas y 80.000 francos suizos, que tenía escondido debajo de una muñeca.