Renfe reparte platos para abanicarse en un tren averiado en Ourense

La Voz OURENSE, A CORUÑA / LA VOZ

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Sin luz y sin aire acondicionado los pasajeros, con cuatro horas de retraso, exigieron salir de los vagones

19 jun 2017 . Actualizado a las 11:31 h.

Decenas de pasajeros del Alvia 11050 que salió el domingo de Madrid a las tres de la tarde y que tenía que haber llegado a la capital de Ourense a las 7.35 de la tarde, estuvieron más de cuatro horas tirados por una avería.

El primer aviso lo dio el tren al pararse en A Mezquita, en una antigua estación, a cinco minutos de A Gudiña. Según informaron los pasajeros, el personal del tren les explicó que las máquinas habían superado los cien grados y que era imposible continuar. Sin luz y sin aire acondicionado, los viajeros tuvieron que exigir que se abrieran las puertas ante la elevada temperatura en el interior de los vagones. De hecho, se agotaron las bebidas de la cafetería y los revisores llegaron a repartir platos de papel para que los pasajeros los usasen como si fuesen abanicos.

Una hora más tarde les informaron de que otro tren se encargaría de remolcarlos, al menos, hasta A Gudiña. Se trataba de otro Alvia, el 4165, que también tenía como destino Ourense, desde donde los viajeros continuarían su ruta hacia otras ciudades gallegas. Los dos trenes emprendieron juntos el viaje de nuevo para detenerse en Castrelo do Val. Pocas explicaciones dieron a los pasajeros. Los del tren que funcionaba y que debía remolcar al otro, apenas tenían información sobre cómo les afectaría la maniobra. Finalmente partieron a las 22.45 horas, con dos horas y media de retraso, y dejando atrás al otro convoy.

Pero más delicada era la situación de los viajeros del tren averiado, que amenazaron con amotinarse cuando se les prohibió salir de los vagones tras el segundo parón. Acabaron abriendo las puertas tras casi una hora durante la que, según los usuarios, hubo desde mareos hasta ataques de claustrofobia.

No tenían información a pie de vagón pero tampoco la ofrecía el número de atención al cliente de Renfe, que solo daba cuenta de que el tren estaba parado en un lugar indeterminado de Ourense, sin previsión acerca de su hora de llegada.

Finalmente les pidieron que bajaran de los vagones con su equipaje, lo que supuso que los propios usuarios tuvieran que cargar con una mujer en silla de ruedas a pie de vía. La Guardia Civil también evacuó a una niña de 3 años.

A las once de la noche llegó a «en medio de la nada», como definía un pasajero el lugar en el que se encontraban, otro tren nuevo para trasladarlos a Ourense. Acumulaban casi cuatro horas de retraso.