«Es mi primera oposición, voy a intentar suspender con la mejor nota»

Laura García del Valle
Laura G. del Valle REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

MARCOS MÍGUEZ

Un total de 15.000 opositores de Educación tendrán que repartirse en una semana las 1.112 plazas de la convocatoria

19 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las horas de estudio y la rutina a la que llevan expuestos tanto tiempo pasan factura. Eso es obvio. Pero lo llamativo de estos opositores de Educación, al menos para alguien que nunca se ha enfrentado a esas jornadas maratonianas bajo el flexo, es que no sean las ojeras las que dominen el aula en la que llevan nueve meses preparándose; o la irritabilidad propia del nivel de tensión con el que conviven. Es, de hecho, todo lo contrario. Las risas abundan, aún les queda tiempo para burlarse de lo empollonas -o no- que son y aprovechan el momento en el que el fotógrafo las hace posar «lo más natural posible» para, sin perder una pizca de buen humor, hacer lo que mejor saben: estudiar.

«Como al final caiga el tema que tengo delante mientras poso me voy a acordar de esta foto toda mi vida... Sí, mejor lo voy a repasar por si acaso, a ver si va a significar algo que lo haya abierto al azar ahora». Para estas chicas, que empezaban una de sus últimas clases en la academia Nós, en A Coruña, cualquier acontecimiento es premonitorio de lo que va a pasar. O al menos pensarlo les sirve de excusa para no cavilar si estarán ellas o no entre los 1.112 afortunados, de 15.000, que conseguirán plaza. La mayoría de estas chicas se presentan por primera vez al examen de Educación Infantil, y para dos de ellas la del jueves que viene será su segunda experiencia de este tipo. No obstante, distinguir novatas de veteranas en esta clase es una tarea del todo imposible.

Emilio tiene 28 años, y aparece por la academia aparentemente tranquilo; hasta que empieza a hablar. Él también es repetidor en las oposiciones de su especialidad, Pedagogía Terapéutica, pero asegura que esto no sirve de aval para los nervios, «eso nunca se pasa», pero que en su caso, sobre todo, se siente algo inseguro porque «en noviembre empecé a trabajar como sustituto, así que no he tenido todo el tiempo que me gustaría para dedicarle al estudio». Aún así no escatima en tiempo, y reconoce que ahora se pone con los apuntes «sobre las cuatro o cinco de la tarde, hasta las 12 o 1», porque él no puede estudiar por las mañanas. Cada uno con sus ritmos biológicos. O laborales.

En un gran número de casos, los opositores ya están en listas y trabajan en colegios o institutos, en otros, tienen que sacarse unos euros en oficios que nada tienen que ver con la docencia para llegar a fin de mes. Sara acaba de terminar la carrera y trabaja en una piscina por las tardes, aunque nunca se planteó otra cosa que no fuera opositar. Y es que como asegura su compañera Anaisy, «es más fácil conseguir aprobar una oposición que un contrato en un colegio». Ambas opositan para las plazas de maestras de Primaria, y es su primera vez. A pesar de que sus gestos denotan lo contrario, dicen que «para el poco tiempo que queda, no merece la pena ponerse nerviosa». Además. Anaisy es pragmática ante la situación en la que se encuentra: «Nunca me he presentado y hay una plaza para cada cincuenta personas en nuestra especialidad, así que mi meta es intentar suspender con la mejor nota posible».

La resignación por un esfuerzo que puede ser en balde y las ansias porque llegue el día del examen son marca de la casa de estos opositores. Pero a la hora de decantarse por la parte más costosa de la prueba se genera la disyuntiva. Mientras algunos, como Emilio, dicen que lo fundamental es la parte práctica - «lo que realmente te tienes que preparar, ahí el tribunal va a decidir si eres buen docente o no»-, para otros el supuesto es un lastre del que quieren librarse cuanto antes. «La legislación de educación es la peor. Después del reglamento orgánico de centros docentes ha habido un montón leyes nuevas y muchas contradicciones: con solo nueve meses estudiando es prácticamente imposible que esa parte te salga bien», afirma esta opositora.

Las pruebas de este año tienen una singularidad. Lo habitual es que se realicen dos días seguidos, pero al tratarse el 24 de un día festivo y el 26 de la jornada de elecciones generales, la parte práctica del examen se pospone hasta el 27. ¿Qué hay que hacer durante ese impasse? Emilio lo tiene claro: «Descansar pero no dejar de lado que aún queda lo más duro. Igual que el día antes, ese día me miro solo lo indispensable, aquello con lo que dude mucho». Sara y Anaisy, por su parte, se tomarán el día de relax. Mientras, el grupo de chicas de Educación Infantil, por eso del mal fario, seguramente estudien lo que miran durante la foto.

Nueve meses de estudio y un horario «que se adapta a cada alumno»

«Este año es un poco complicado, tenemos mucho alumno nuevo pero también repetidores, piensa que hay gente que a lo mejor ha terminado la carrera hace diez años y todavía no se ha podido presentar». Ante esta tesitura, comenta Alberto, uno de los responsables de la Academia Nós, en A Coruña, a la hora de organizar las clases «nosotros abrimos grupos, vamos marcando un ritmo determinado hasta el final de curso y lo vamos adaptando a nuestros alumnos», afirma. Además, para alumnos que ya se han presentado varias veces existen clases específicas, «para ir más al grano». En el caso de que alguien decida prepararse por primera vez una oposición de Educación, Alberto recomienda empezar con «al menos nueve meses de antelación».