Antonio Rodríguez, exdiputado de la formación por A Coruña, asegura que se siente indefenso y que no ha pensado todavía en darse de baja
18 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Abogado de profesión, Antonio Rodríguez Vázquez (Santiago, 1965), el primer diputado gallego de Ciudadanos, se siente indefenso. Tras encabezar la lista de A Coruña, la dirección del partido considera que «no reúne los requisitos» para repetir y lo ha relevado por José Canedo. Dice que no se lo esperaba. «Y no tanto por mí, sino por los militantes que han trabajado día a día y dado la cara por mí. Se los han saltado a la torera».
-¿Quién le comunica su cese?
-Fue en un hotel de Vigo. Hace diez días. Tras la presentación de la nueva coordinadora gallega, Fran Hervías me dice que si podemos hablar media hora. Yo entiendo que es para trasladar algún mensaje y empezar a planificar la campaña.
-Y le dice que no puede ser usted el número uno por A Coruña.
-Exacto. Me propone incluso ir de número dos, pero yo le digo que no acepto cambalaches ni mercadeos. Que me debo a los militantes que me han elegido en primarias y a los votantes de la provincia de A Coruña, porque conviene no olvidar que obtuve el acta de diputado.
-Pero Hervías dice que usted no cumplió con las expectativas.
-Primero dijeron que yo iba a dimitir, como mi compañero de Pontevedra, por motivos laborales. Como me negué, me amenazaron.
-¿Con qué?
-Con dañar mi imagen profesional. Por eso dicen que no cumplí con mi labor como diputado. Pero no somos una fábrica de chorizos donde se mide si se produce lo suficiente o no. Intervine doce o trece veces en comisión, planteé varias preguntas y tuve una actitud positiva. Nunca se me advirtió de que hiciera algo mal. De hecho, si la legislatura hubiera seguido, no me hubieran cambiado.
-También dicen que comunica mal y no transmite.
-Pero si esto es un partido de comunicadores, se hace un cásting y ya está, que se presenten los comunicadores. A mí me han elegido los militantes porque saben que soy uno de ellos y que he trabajado codo con codo con por un objetivo común y por defender los principios del partido. Mi relevo es un ataque a esos principios, a las decisiones de las bases, a las primarias y a la dirección en Galicia, que recibe un torpedo en su línea de flotación al obviar un proceso democrático interno.
-¿Cuáles son los siguientes pasos que se plantea dar?
-Lo primero es agradecer la respuesta de los compañeros de partido, que se verbalizó en el manifiesto apoyado por el 70 por ciento de los compañeros de la provincia coruñesa. Espero que la dirección recapacite y rectifique en lugar de apostar por un enchufadillo que no ha ganado ninguna de las elecciones a las que se ha presentado y para el que será muy difícil que los militantes vayan a trabajar. Son siempre los mismos los que aparecen cuando intuyen que hay algún puesto para repartir. Y eso a la gente le llega, no se puede pretender engañar a todos todo el tiempo.
-¿Se dará de baja en C?s?
-Ahora se abre un impasse en el que tendremos que estudiar todas las posibilidades. Espero de verdad que la dirección del partido escuche a las bases porque, de lo contrario, repito que se estará cometiendo una cacicada, porque no hay razones objetivas para el cambio y se han saltado todos los procedimientos.
-¿Ha hablado con Albert Rivera?
-Le he mandado algún wasap por consideración, pero no me ha contestado a ninguno. Algunos compañeros se han solidarizado conmigo, pero nadie se atreve a dar la cara por temor a represalias.
-Dibuja un partido con una situación interna peculiar.
-Yo no sé como son los otros partidos. Es la primera vez que milito en uno y me acerqué a él porque sus ideas me parecían las apropiadas, porque creía que de verdad eran las personas las que tenían que decidir y no los aparatos. Le pido a Albert Rivera y al resto de dirigentes que reflexionen sobre cómo se le puede pedir a otros partidos que incorporen primarias si luego nosotros somos los primeros que nos las saltamos.