Investigan si tres monjas fueron retenidas contra su voluntad en un convento de Santiago

e. mouzo, j. m. pan A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Carlos Folgoso

Tras recibir una denuncia, la policía se presentó en las Mercedarias y tres religiosas manifestaron su deseo de abandonar el recinto. La investigación se centra en si estas mujeres podían tener acceso a su documentación personal y si sufrían coacciones para no abandonar la clausura

26 ene 2016 . Actualizado a las 21:01 h.

Una denuncia presentada por una monja el pasado 7 de enero en Madrid, en la que aseguraba que «varias de sus compañeras querían abandonar» el convento de las Mercedarias de Santiago y que «hasta el momento no lo habían conseguido», lo desencadenó todo. Miembros de la Brigada de Extranjería y Fronteras se pusieron entonces en contacto con una jueza de Santiago para explicarle que existía esa denuncia contra el convento de clausura compostelano que alertaba de que había algunas mujeres que estaban siendo retenidas contra su voluntad. La magistrada del Juzgado de Instrucción número 1 de Santiago, según confirma el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, envió el sábado una comisión judicial al convento, donde solicitaron entrevistarse con cinco de las mujeres que vivían allí, todas ellas originarias de la India.

Tres de ellas indicaron a los agentes que no deseaban volver a ingresar en el convento, manifestando su deseo de abandonarlo, mientras que otras dos decidieron quedarse. Fuentes policiales aclaran que las que expresaron su deseo de salir lo fundamentaron en que desde el convento se les había dicho que solo había la opción de continuar como monjas o exponerse a una deportación. Estas mismas fuentes añaden, sin embargo, que estas mujeres, que habían llegado al convento compostelano hace más de una década, cuando eran menores de edad, tenían los papeles en regla. 

Precisamente, el fondo de la investigación, que como no hay denuncia de las mujeres depende de que siga adelante del posicionamiento de la Fiscalía tras llevarse estas diligencias previas a reparto, radica en si estas mujeres no podían tener acceso a su documentación personal y si sufrían coacciones de algún tipo para no abandonar la clausura. «Una vez que decidieron irse, hubo que pedir a la congregación los pasaportes», han explicado las fuentes consultadas.

La investigación continúa abierta y por el momento no se ha detenido a nadie. La policía trata de esclarecer los hechos, si realmente las religiosas estaban retenidas contra su voluntad en el convento de las Mercedarias. También investiga por qué otras dos religiosas, con permiso de residencia y originarias de la India, fueron deportadas en el 2011.

Según fuentes cercanas a la investigación, mientras el operativo continúa abierto, a las mujeres se les ha dado una casa de acogida, no situada en Santiago, bajo tutela judicial.

Diez religiosas en el 2015

La falta de vocación había ido vaciando los conventos poco a poco, y en algunos casos el número de religiosas apenas superaba la decena. En el año 2003 cruzaron los muros del convento del siglo XVII monjas procedentes de la India y de México, lo que daba continuidad a una orden ya envejecida.

«Resulta extraño pensar que alguien desee ser cautiva. Solo un amor muy profundo se atrevería a comprenderlo. En otros tiempos, los padres Mercedarios solían redimir prisioneros. Las madres Mercedarias centran su vida en la contemplación, sin salir de su monasterio. Ellas, como buenas madres, entregan sus vidas para que se rompan las cadenas del pecado y la humanidad llegue a ser libre de verdad». Con este texto, y bajo el título de «Nacidas libres», se presenta la comunidad de las Mercedarias en la publicación Barca de Santiago, que edita el Arzobispado compostelano.

En un reportaje se aborda la vida de las diez monjas que en mayo del 2015 vivían en el céntrico convento, cercano a la puerta de Mazarelos. Ya fueron alguna más. Hace trece años vivían quince monjas de clausura, tras la incorporación de al menos cuatro monjas procedentes de México y de la India. La vida consagrada comenzaba a acusar la falta de vocaciones, pero las Mercedarias pudieron contar con refuerzos, porque en la actualidad suman cinco conventos en España y otro precisamente en la India, fundado en 1997.

El vínculo de esta comunidad con Santiago data de finales del siglo XVII, cuando al arzobispo Andrés Girón le fue concedido el permiso para fundar una comunidad, que se inició con cinco hermanas. En la actualidad, además de la actividad propia de la vida consagrada, también dedican buena parte de su tiempo al lavado y planchado de los ornamentos litúrgicos, la confección de mantelerías para particulares, los bordados o la venta de productos de la huerta monástica, con lo que obtienen ingresos.