«É mellor morrer loitando que caer nas mans do Estado Islámico»

redacción / LA VOZ

GALICIA

LA VOZ

Pasó cuatro meses en Siria peleando «por solidariedade, non por cuestións políticas»

18 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene 42 años, es gallego, fue a luchar con las milicias kurdas contra el Estado Islámico y volvió para contarlo. Para proteger su identidad utiliza su nombre de guerra, Artiaga, porque asegura que su cabeza tiene precio. «O Estado Islámico ofrece 150.000 dólares por cada un dos voluntarios que fomos alí», dice. Cita también la incertidumbre de un hipotético arresto en España, como ocurrió con otros dos voluntarios españoles, aunque asegura que su caso es distinto. «Non fun por nada político, senón por solidariedade, porque o que vía pola televisión e Internet era terrible». Y añade: «Un pode entender que defendan o seu pobo e a cultura, pero o que están facendo eles cos kurdos non ten xustificación». Y tras lo vivido durante cuatro meses en tierras sirias, una conclusión terrible: «O futuro en Siria, por desgraza, vai ser unha guerra moi longa, e vainos acabar estourando na cara a todos os países que nos chamamos civilizados».

Artiaga asegura que la decisión de unirse a las milicias kurdas «non foi doada», pero las imágenes del asedio de Kobane le llevaron a subirse el pasado 1 de marzo a un avión con destino a Irak, junto a otros voluntarios internacionales. «Meu pai non me falou nuns días, e o da miña nai foi tremendo, pero entendérono». Corrió con todos los gastos y voló al Kurdistán iraquí con un teléfono de contacto. Una persona recogió al grupo y lo llevó a una casa segura. De allí, tres o cuatro días de ruta para cruzar, de forma clandestina, el río Tigris, para entrar en territorio sirio. «Non se cruza facilmente», apunta. Ya en Rojaba (Siria) quedan por delante días de instrucción militar o, como en el caso de Artiga, que llevó consigo su experiencia militar en el Ejército Español, familiarizarse con las armas de facturación rusa, los Kalashnikov, las municiones y las técnicas de guerrilla que utilizan las Unidades de Protección Popular (YPG).

«Matei xente»

Y después, el combate en el frente, para mantener la línea defensiva de Tel Tamer. «Non atacábamos, defendíamos, e todas as noites había batalla. Os primeiros días foron terribles». El miedo, asegura, acompaña a uno y otro bando. «O custo de vidas é altísimo. Matei xente, e non podo presumir diso; tamén eu estaba no seu punto de mira».

La milicia siria no tiene medios suficientes, asegura, para hacer frente al Daesh (Estado Islámico). «Ás veces avanzábamos coa munición e a comida que íamos collendo do inimigo, pensando moitas veces que podía estar envelenada. Non temos artillería, nin tanques, só o que capturamos deles».

Se dejó 20 kilos por disentería

Artiaga regresó a Galicia porque se lo prometió a su novia y porque se dejó por el camino 20 kilos a causa de una disentería. «Perdín a moitos compañeiros», cuenta. Y luego está el miedo a caer en manos del Daesh. «Eu levaba dúas granadas, para evitar que me colleran. É mellor caer loitando que nas súas mans. É o que fan moitos kurdos, sobre todo mulleres, porque imaxina o que che pode pasar se te capturan eses salvaxes».

Con varias semanas ya en casa, Artiaga asegura que «costa retomar a vida aquí». Trabaja en la descarga de pescado cuando lo llaman, va al gimnasio o pasea a su perro. «Sabes que deixas alí amigos que fixeches, ves o que sigue pasando e non podo entender cousas como que se dera permiso a Turquía para bombardear aos kurdos». El éxodo sirio le estremece, pero también dice que era «o esperado. O raro é que non pasara antes».

Artiaga asegura que hay valores compartidos entre la sociedad kurda y la nuestra. Libertad, democracia, y justicia. «Son moi boa xente. Cando chegas alí pensas que te vas atopar con xente endurecida, embrutecida pola guerra. E todo son benvidas, e sorrisos». La comunicación fue posible a pesar de la barrera del idioma. «Moi poucos deles falan inglés, porque desde hai catro anos non hai escolas». Pero las brigadas populares, formadas por unos 40 milicianos, mezclan nacionalidades, «e así vas aprendendo ti tamén kurdo».

No descarta volver

Artiaga no quiere desvelar si volverá a territorio sirio. Por precaución. «Querería volver, pero está a miña moza, a familia...» Aunque sigue continuamente todo lo que pasa en Siria, por los medios de comunicación, y por la red de contactos que ha establecido y que le llevó la pasada primavera a pelear por una causa «que eu considero xusta». «Non lles importa cales son as túas ideas políticas -añade-, só che piden que non teñas delitos de sexo ou de sangue». Considera que tal vez se pueda poner coto a una guerra «inxusta». «O Daesh conquistou moito territorio sen medios, e con armas moi vellas», asegura.